Las setas orientales de Couso que todos quieren comer
La iniciativa para reaprovechar el suelo con hongos shiitake se consolida tras siete años de producción, esta es la mejor campaña con media tonelada recolectada
La producción de hongos shiitakes con denominación de origen miñorana va sobre ruedas. Tras siete años de producción ininterrupida esta es la mejor temporada con media tonelada recolectada y la Comunidade de Montes Veciñais en Mancomún de Couso une fuerzas con la empresa local “Vida circular” a fin de ampliar su red de distribución y por el momento lo están vendiendo todo. Esta variedad aunque no es excesivamente popular se puede encontrar en los supermercados, sin embargo las de Gondomar ganan por goleada a las industrializadas tanto por tamaño como por sabor al ser completamente ecológicas.
La peculiaridad de esta especie es que produce durante todo el año variando en intensidad en función de la estación, no obtante la temporada fuerte es precisamente ahora. “Es un no parar, cada dos días cosechamos”, explica el presidente de la entidad Xose Antón Araúxo, quién se encarga personalmente de la recolecta acompañado de Tomás Wallat Reguera, de Vida Circular. Codo con codo y navaja en mano las van sacando una a una con un corte limpio en la base del tallo cuando llegan al tamaño adecuado y las depositan en cajas que luego venden principalmente al pormenor y a algún que otro negocio. Por el momento la explotación deja entre 3.500 y 4.500 euros anuales en una extensión de suelo de 500 metros cuadrados, no obstante la finca cuenta con 21.000, que de estar acondicionados permitirían una facturación superior a los 14.000 euros pero para llegar a estas cifras necesitarían más despliegue, trabajadores y lo más importante, la demanda necesaria.
Araúxo recuerda los inicios, allá por 2015 cuando se propusieron buscar alternativas a la explotación maderera dada su baja rentabilidad. La venta de eucalipto deja un rendimiento de 1,13 euros por metro cuadrado y para ello tienen que esperar 20 años. Mientras, las setas generan un beneficio anual de 7 en la misma extensión de suelo y de entrada solo necesitan nueve meses una vez introducen el micelio en la madera. Pasado este tiempo las primeras empiezan a nacer mientras los ciclos se repiten una y otra vez durante un lustro transformando en 20% del peso de los troncos en hongos. Con datos concretos en la mano echaron a andar el proyecto, por aquel entonces comenzaron tan solo con 200 leños de castaño y roble y una inyección inicial de 30.000 euros obtenidos a través de una subvención. Ahora cuentan con 1.400 dispuestos en cuadrículas de cuatro alturas otorgando un aspecto peculiar al recinto, protegido por lonas y dotado de riego automático. Araúxo explica que las shiitake no son amigas de las temperaturas extremas, el calor lo combaten a base de agua mientras que con las olas de frío no les queda otra que cruzar los dedos y esperar a que pasen aunque según explica “no es habitual”. En este sentido Couso en pionero y siete años después la iniciativa está más que consolidada hasta el punto de que llegaron hacer fiestas gastronómicas del producto y quien sabe, quizás dentro de unos años este manjar pase a formar parte del catálogo tradicional de otoño.
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