‘Es una sensación rara que la gente me conozca por la calle’

BERTO ROMERO humorista, monologuista y showman

El ‘sobrino’ de Buenafuente llega hoy a Vigo con su propuesta ‘La apoteosis necia’, que tendrá lugar en el teatro del Centro Cultural Caixanova, a las 20.30 horas. Con motivo de su actuación, el televisivo Berto Romero descubrió para este diario su cara más íntima, la de un joven sencillo, algo tímido, pero con un gran sentido del humor.

Publicado: 18 oct 2009 - 15:32 Actualizado: 10 feb 2014 - 12:34

Las gafas son un auténtico fetiche para Berto Romero. Foto: s.e.
Las gafas son un auténtico fetiche para Berto Romero. Foto: s.e.

Joven, pero sobredamente preparado. Es lo que mejor define a Berto Romero, que pese a tener sólo 35 años (Cardona, 1974). Pasó por locales, teatros, radios y televisiones hasta que llegó al programa de Buenafuente, primero en Antena 3 y ahora en La Sexta, con un mayor protagonismo. Ayer actuó en Lalín, tras la participación en el show televisivo el jueves por la noche en Barcelona, y hoy viaja a Vigo: ‘No conozco la ciudad, pero el público gallego me dejó muy buena sensación y ganas de repetir...eso y que comí de narices’. Romero espera aprovechar para visitar la ciudad.

—¿Cómo es la vida de un presentador de un espacio cómico?

—Lo cierto es que es una vida llena de trabajo, no sé si sorprende o no, porque intentamos dar la imagen contraria, pero detrás de cada programa hay mucho trabajo y satisfacción. Por lo demás llevo una vida normal, como siempre.

—¿No le afectó la popularidad que siempre conlleva la televisión?

—Bueno, un poco sí que me cambió. Llevo en el mundo del espectáculo, podríamos llamarlo así, desde el año 98, actuando en teatro y radio, y es cierto que el impacto de la televisión es más fuerte. La gente me conoce por la calle, es una sensación rara que al principio hace gracia, pero después inquieta un poco. Al final se lleva como se puede, aunque como salgo poco por la noche, me suelen abordar cuando voy a la compra.

—¿Qué tal jefe es Andreu Buenafuente?

—Muy bueno. Ayuda mucho a los colaboradores y nunca con la sensación de estar dirigiendo de mal rollo. Es un director muy positivo que ofrece su visión de la tele, de la que sabe muchísimo, es como una enciclopedia.

—¿No es raro que triunfando como colaborador su programa en solitario fracasase?

—No sé si es algo muy extraño o muy normal. Hice lo que quise, pero no funcionó. La comedia tiene un equilibrio muy difícil de conseguir, a veces si se cambia un elemento, ya no va. Además en la televisión es habitual que los programas se retiren por no funcionar. En mi caso fue más llamativo porque venía de triunfar en unas sustituciones de verano, igual teníamos muchas expectativas. No le di muchas vueltas porque seguía teniendo trabajo con Buenafuente. Esto es una carrera de fondo.

‘Mi trabajo consiste en buscarle la gracia a las cosas’

—¿Cuál fue el momento más difícil frente a la cámara?

—Todos y ninguno. Siempre ha sido raro para mí ponerme delante de la cámara. Nunca me había planteado estar ahí, soy un poco acomplejado y tímido a la hora de hablar con los demás. En la tele me he descubierto haciendo cosas que en mi vida privada ni de casualidad. En la tele, soy más loco y cada vez lo potenció más.

—¿Dónde se siente más a gusto: en plató, en un escenario o detrás de un micro?

—En los tres sitios, tengo la suerte de encontrarle la gracia a cada medio: el teatro es muy medicinal, muy catárquico; la radio tiene su punto de poesía, y la tele da reconocimiento.

—¿Qué le hace gracia a Berto?

—Mi trabajo consiste en buscarle la gracia a las cosas. Es como una gimnasia mental, hasta a lo más dramático le busco su lado positivo. Se lo recomiento a todo el mundo, el humor es una manera de distanciarse de las cosas.

—¿De qué no se reiría nunca?

—La regla de muchos humoristas es no reírse del que pierde, lo pasa mal o no se puede defender. Siempre se apunta al poder.

—¿Por qué lleva gafas falsas?

—Se han convertido en un fetiche, sin ellas no puedo actuar. No tengo otra manía. Fue un regalo de un amigo la primera vez que actué en el teatro. Además toda mi familia usa gafas (mi padre, mi madre, mi hermano) y yo tengo una supervisión con una nariz grande, perfecta para llevar gafas.

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