San Roque llenó sin ser festivo

La romería del patrón popular de Vigo vuelve a cifras de visitantes que no se veían desde antes de la pandemia

El  momento en el que el santo salió en procesión desde la finca hacia calle Filipinas, acompañado de los devotos.
El momento en el que el santo salió en procesión desde la finca hacia calle Filipinas, acompañado de los devotos. | J.V. Landín

Por primera vez en mucho tiempo, la romería de San Roque no fue un día festivo en Vigo. La administración local decidió ‘intercambiar’ ese día por el Martes de Carnaval al cuadrar en sábado, pero como se pudo comprobar en la finca dedicada a dicho santo, no era necesario que el 16 de agosto fuera un día inhábil para que la romería del patrón popular de la ciudad fuese todo un éxito. De hecho, no se veían semejantes aglomeraciones de personas en la carballeira de San Roque desde antes de la pandemia, ya que a esta fiesta le costó un poco recuperar el tirón una vez se retiraron todas las medidas restrictivas. Y eso que a mediodía, durante la misa mayor y la posterior procesión, brillaba un sol de justicia y los devotos buscaban cualquier resquicio de sombra más allá del toldo con 60 sillas que la comisión puso a disposición de los fieles justo frente al escenario.

Al igual que ocurre con el Cristo de la Victoria, la romería de San Roque es una a la que muchas personas acuden por costumbre familiar, sin necesidad de esgrimir razones relacionadas con la fe. Y tanto vigueses como visitantes de la comarca disfrutan tanto de la música como de la abundantísima comida que la finca ofrece en múltiples carpas donde el pulpo, el churrasco y las sardinas asadas triunfan sobre el resto.

Hasta el recinto de la fiesta se acercaron el alcalde Abel Caballero, la teniente de alcalde Ana Mejías, el concejal Ángel Rivas y los concejales del PP Fernando González Abeijón y Daniel Benavides, entre otras autoridades. Estos acompañaron a la procesión del santo, que provocó la mayor aglomeración del día, aunque no fueron pocos los devotos que salieron un poco antes de la misa para buscar un lugar de sombra dentro del recorrido.

Tras la procesión llegó el momento favorito de muchos: la comida, que estuvo amenizada por la Escuela de Música de Beade y la charanga Costamekrelo. Ambos ofrecieron un pasacalles alrededor de toda la finca de San Roque haciendo las delicias de los miles de fieles que decidieron quedarse a comer bajo las carpas.

El plato fuerte llegó por la noche. La banda de gaitas Charamuscas, de Bembrive, abrió las actuaciones vespertinas y a ella le siguió “El último guateque”, que tocó los éxitos con los que los españoles bailaban en los años 60 y 70. Por último, y como colofón del día grande de San Roque, David Civera puso a bailar a todo este barrio vigués con sus éxitos pop atemporales.

El relevo generacional, cada vez más asegurado

El local de la comisión de fiestas de San Roque es un constante trasiego de personas durante el día grande de la fiesta. Los miembros entran y salen, atienden a los vecinos –muchos se acercan a pedir sillas para ver más cómodamente la misa, pero lamentablemente nunca hay para todos–, venden rifas, solucionan problemas… Apenas son 20 miembros, pero trabajan como si fueran 100.

Con todo, no pierden los ánimos ni la sonrisa. La vicepresidenta de la comisión, Teresa Pérez, apunta en declaraciones a este periódico que “estamos contentísimos con cómo está saliendo todo este año”. Y no sólo porque han recuperado al fin la afluencia de personas que acudían a la romería antes de la pandemia, sino porque “está viniendo mucha gente joven”. Ese es uno de los objetivos principales de este grupo de vecinos que asumió el difícil rol de organizar la mayor romería popular de Vigo hace cuatro años, justo tras el covid: “Necesitamos renovarnos porque si no, la romería se viene abajo. Y tenemos que hacerlo sin perder las tradiciones y lo típico de San Roque, que es lo bonito”, añade.

Una de las principales novedades este año son puestos de artesanía dispuestos a lo largo de la finca de San Roque. Pérez asegura que es “una de las muchas ideas que tenemos y que vamos probando”, ya que todavía considera que no son ni mucho menos veteranos y su grupo, que ya funciona como una pequeña gran familia, “funcionamos a base de prueba y error”.

Así, con un ambiente en el que tanto los jóvenes como los mayores más devotos conviven, la comisión se alegra de estar haciendo sus particulares deberes de mantener viva la tradición de una de las mayores romerías de Galicia.

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