San Blas, la gran romería invernal de Vigo
Bembrive celebró ayer el último día de las fiestas al sol, con una multitudinaria procesión y grandes grupos de gente comiendo en los furanchos de la parroquia
Bembrive volvió a convertirse en el centro de la fiesta en Vigo al celebrar el último día de San Blas. Hasta la parroquia se desplazaron fieles y fiesteros que llegaron desde distintos lugares área metropolitana y, a pesar de ser lunes, decidieron que no podían perderse la celebración. El sol fue el aliado perfecto para que el ambiente festivo se extendiese por las calles próximas a la iglesia y que los fieles pudieran disfrutar de la procesión en el adro del templo.
El olor del cocido y churrasco empezó a inundar las calles de la Entidad Menor de Bembrive desde las primeras horas de la mañana, mientras los primeros grupos de gaitas empezaban a animar el ambiente en las calles. A ritmo lento llegaron las peñas, grandes seguidoras de esta festividad. Antes de que llegara el mediodía, las calles más cercanas a la iglesia se convirtieron en un hervidero de gente que tenían en mente uno de los dos objetivos posibles: conseguir un buen lugar para la misa solemne o lograr un vaso de vino para empezar la fiesta.
Al mediodía empezó la misa solemne, el evento principal de la jornada de despedida. La iglesia y el espacio del adro se desbordaron durante la celebración de la misa, acumulándose los cientos de fieles en todo el entorno del templo. Incluso durante la misa la gente no dejaba de llegar con el fin de comprar alguna ofrenda para San Blas (obispo, médico de la garganta y mártir), o conseguir un buen lugar para poder ver la procesión.
Mientras tanto, la gente continuaba llegando a la pedanía. Aunque la gran mayoría llegaba ataviados con ropa cómoda para pasar el día de fiesta, otros muchos llegaban ataviados con el “uniforme” oficial del San Blas: la boina y el pañuelo de la fiesta. Los más juerguistas, aprovecharon la oportunidad para buscar rápidamente un establecimiento para abastecerse de la bebida estrella de la celebración, el vino, mientras que los más fiesteros buscaron a algún grupo de gaitas para ponerse a bailar con sus amigos, parejas o familiares.
Cerca de las 13:30 horas, San Blas salió en procesión. Los fieles abrieron el camino de forma rápida para que el santo pudiera hacer su recorrido tradición acompañado del concierto de Ría de Vigo, Banda de Gaitas, Cornetas y Tambores. La procesión salió sin ningún tipo de complicaciones, ya que una gran multitud se ofrecía portar a Santiago “matamoros” y a San Blas. Con las campanas a toque de arrebato y la música de la banda, salió el homenajeado. Las figuras dieron una vuelta a la iglesia románica de Santiago, datada del siglo XII, para dirigirse a la Praza do Calvario y regresar al templo. Tanto la misa como la procesión contaron con la presencia del obispo de Tui-Vigo, Antonio Valín.
Sin embargo, la procesión contó con un “toque diferente”. A la salida de las dos figuras se sumó una marea de gente, en su gran mayoría vecinos de la pedanía, que protestaban de forma silenciosa en contra del túnel de la A-52.
Una vez finalizó la procesión, el espacio que rodea la iglesia quedó más liberado, permitiendo el paso de transeúntes en la celebración, que pululaban de barra en barra degustando buscando degustar el mejor de los vinos. De esta forma, la iglesia seguía recibiendo a fieles guardaron turno para rozarle pañuelos, pañoletas y estampas con la esperanza de protegerse contra los males de garganta. De la misma forma, fueron muchos los que se acercaron para ofrecerle al santo alguna vela con el fin de que este cumpla con su petición.
Hasta la celebración también se acercaron algunas de las figuras políticas de Vigo, como el caso de Ana Ortíz. La delegada territorial de la Xunta se unió a la tradicional romería, y participó en la programación gastronómica, tras los actos litúrgicos en la iglesia de Santiago. Sin ambargo, este fue el primer año sin la presencia del alcalde, Abel Caballero.
Por la tarde, la fiesta continuó por las calles de la Entidad Menor de Bembrive. A pesar de ser un día laborable, fueron muchas las familias y peñas que comieron en alguno de los furanchos para dar paso a una tarde llena de música tradicional y alegría aunque, en esta ocasión, esta no se pudo extender hasta altas horas de la madrugada.
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