El rito de la fertilidad se mantiene vivo en A Ramallosa

Los bautismos prenatales son una tradición asociada a los puentes. Begoña celebró el suyo hace 9 años y hoy tiene a su hija, María

Albino, Begoña, Juan y la pequeña María sobre el puente donde celebraron el bautismo.
Albino, Begoña, Juan y la pequeña María sobre el puente donde celebraron el bautismo.

El puente románico de A Ramallosa es una de las joyas arquitectónicas que más luce de la comarca al estar emplazado en pleno centro del núcleo urbano. Sin embargo sobre la estructura que une ambos márgenes del río Miñor en el S.XIII y que funciona como ‘frontera’ con el municipio vecino de Baiona versan leyendas y tradiciones, algunas de ellas en práctica en la actualidad en contra de lo que se cree. Precisamente la historia cuenta que celebrar en este punto un bautismo prenatal cumpliendo una serie de condiciones ayuda a proteger el feto de mujeres que corren riesgos de perderlo durante la gestación

Este diario tuvo la oportunidad de hablar con Albino Rodríguez y Begoña Domínguez, un matrimonio de Belesar, Baiona, que celebró el rito tras haber abortado con anterioridad. Hoy en día tienen a su segunda hija, María, que a sus 9 años de edad desprende vida y alegría por los cuatro costados además de mucho desparpajo. La tradición afirma que la ceremonia se tiene que celebrar justo a las 12 de la noche y en ese momento no puede pasar "ni perro ni gato" ni mucho menos personas, sino se deberá de suspender. "Fue a través de una chica que conocemos también de Belesar que lo había hecho al tener problemas durante el embarazo así que nos decidimos a probar", explica Begoña. Para que tenga validez hace falta la figura de un "padrino de puente", una persona que justo pase por la zona en el momento de su inicio y que evidentemente acceda a formar parte de él con la posibilidad de elegir el nombre de la criatura tanto si es niño como si es niña.

Da la casualidad que en este caso el padrino fue Juan González, alcalde de Nigrán, y que reside a pocos metros del puente en su residencia familiar, pero lo más sorprendente de todo es que este fue el segundo ritual en el que participó, el primero hace más de dos décadas, cuando fue interceptado mientras se dirigía a un bar cercano a jugar al futbolín. "Me quedé bastante sorprendido porque no sabía de qué iba todo aquello pero igualmente acepté", recuerda mientras aclara que no volvió a tener más noticias de de cómo resultó. Sin embargo la segunda vez fue diferente, después de que dos amigos cerrasen los accesos al puente, cogieron agua del río y Juan se la echó a Begoña por la barriga con una concha de vieira. Varios meses más tarde recibió la noticia de que el embarazo había salido bien, María nació y hoy en día padrino y ahijada mantienen una estrecha relación y es que como dice su madre "la fe mueve montañas". De hecho también participaron en el de las nueve olas de Sanxenxo.

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