Rinden homenaje a Espiña, el otorrino del implante coclear

Acaba de jubilarse tras una trayectoria de 40 años y 103 personas a las que ayudó a oír

Compañeros de trabajo y pacientes del que fue durante años jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Xeral, Gumersindo Espiña Campos, le rendirán un homenaje el día 17 de noviembre en el Centro Social Novacaixagalicia a las doce del mediodía.

redacción. vigo localad@atlantico.net

Publicado: 12 nov 2012 - 09:59 Actualizado: 10 feb 2014 - 12:46

La logopeda Conchita Piñeiro, con una paciente de 6 años implantada en julio de este año
La logopeda Conchita Piñeiro, con una paciente de 6 años implantada en julio de este año

Espiña fue la persona que introdujo en Vigo los implantes cocleares en 1990, en un momento en el que se hacían todavía en pocas ciudades españolas y en el que Estados Unidos y Alemania llevaban la delantera. Espiña se jubiló este verano después de 38 años de trabajo en la ciudad. En su carrera profesional este médico realizó 103 implantes cocleares (un dispositivo que permite restablecer la audición), en su mayoría a personas adultas. El homenaje tiene que ver con esta especialidad: lo organiza la logopeda Conchita Piñeiro, que se dedica a la rehabilitación de los pacientes que se operan en el Sergas desde hace 23 años, acudirán pacientes implantados de todas la edades que cantarán canciones o leerán cosas, y también se sumarán el actual jefe de Otorrino del Complejo Hospitalario Vigués, Carmelo Santidrián, con los médicos que siguen haciendo estos implantes en Vigo, y por último, el equipo directivo del hospital de 1990: el entonces jefe de servicio, Jaime Iglesias Cendón, el director médico, José Manuel Iglesias Carrera, y el gerente, Miguel Santalices.

Gumersindo Espiña conoce bien la historia de estos implantes desde el siglo XVIII hasta hoy y de todas las personas que contribuyeron a su invención, desde Alessandro Volta que se colocó dos polos de la batería al oído y antes de perder el conocimiento oyó un ruido, hasta el más cercano profesor australiano Graeme Clark, al que conoció cuando lo hicieron doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza. Este último tenía un padre sordo y estaba especialmente motivado en dar con la solución en los años 80 del siglo pasado. “Desarrolló un sistema y empezó a funcionar bien, cuando vimos que los resultados eran buenos nos planteamos la posibilidad de hacer un implante, era un procedimiento muy caro”, explica. Tras convencer al recién estrenado Sergas (se acaban de hacer las transferencias del Insalud), se llevó a cabo la primera operación en Vigo a un veinteañero, José Antonio, un caso que tuvo gran repercusión mediática. Dos años después operaron a la primera niña, que tenía 4 años y había nacido sorda. “Eso fue más complicado porque nadie tenía experiencia en el trabajo con niños. Nos fuimos Conchita y yo y una enfermera que hacía de intérprete a Hannover (Alemania) una semana para aprender que hacían después con los niños”. De regreso, se encontraron con que solo había escuelas de logopedia en Salamanca y Barcelona, por lo que decidieron crear una Vigo que funcionó ocho años y luego fue absorbida por la Universidad de Santiago. “Ahora hay en más sitios, nos preocupaba la rehabilitación y que hubiera en todas las provincias para que por ejemplo un paciente de Ourense no tuviera que venir hasta aquí para eso”. La rehabilitación puede durar 5 o 6 años con niños hasta que tienen su lenguaje estructurado y entre seis meses y un año con adultos.

Los implantes se realizan a niños sordos a partir de un año o a adultos que perdieron la audición.

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