El regreso al hogar de San Bartolomé y la Virgen del Alba

Valladares realizó con devoción el tradicional descenso a hombros de sus santos, de vuelta a la iglesia de la parroquia

Publicado: 08 sep 2022 - 22:45 Actualizado: 09 sep 2022 - 13:02

Las imágenes de San Bartolomé y la Virgen del Alba salen de la ermita ante mucha expectación.
Las imágenes de San Bartolomé y la Virgen del Alba salen de la ermita ante mucha expectación.

San Bartolomé y la Virgen del Alba emprendieron ayer su camino a casa. Acompañados por los fieles que, portando su figura, caminaron ladera abajo desde la ermita del monte Alba para trasladarlos a la iglesia de la parroquia de San Andrés de Valadares. Una hora de procesión con mucha alegría y devoción, bien secundadas por música de gaitas a cargo de Gaiteiros de Pardavila y el grupo local Aturuxo, que amenizaron la bajada. Con ello se cierran las celebraciones en honor a la virgen tras la misa ofrecida por la mañana en uno de los picos más alto e icónicos de Vigo.

Primero, la figura de San Bartolomé, con un racimo de uvas atado a su brazo derecho en referencia a la vendimia que se está realizando en estas fechas. Detrás, la imagen de la virgen, con manto blanco e impoluta, seguida de, al menos, un centenar de fieles que la acompañaban dirección al hogar. Paso a paso, a ritmo musical, y con las tradicionales carrozas engalanadas con sus mejores ropajes florales, el retorno se hizo más anemo después de varias semanas fuera de su nido. Tras el cambio de vivienda, se celebra la romería de la titular; luego, la del santo que espanta el miedo.

Las dos nómadas imágenes, tras su viaje, son recibidas por Don Juan, completándose así la romería, una de las más arraigadas en el términos municipal y la primera en Valadares, donde San Campio compite con fuerza por la popularidad de las fiestas religiosas.

La romería comenzó a principios de agosto, donde las figuras fueron llevadas a la ermita del monte para que reposen allí durante todo el mes. Primero, la subida de Nuestra Señora do Alba, venerada en la parroquia durante todo el año. Días después, San Bartolomeu hace lo propio, siendo el santo de los chichones que quitan el miedo. Ambas fiestas son celebradas con mucha devoción en el monte.

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