El recuerdo del accidente ferroviario de Rande de 1976
Episodios vigueses
Recuerdos del accidente ferroviario que se registró en septiembre de 1976 a la altura de Rande y dejó quince muertos y 29 heridos
En estos tiempos de jubilado, en que anda uno rebuscando los archivos donde se guarda en papel impreso la propia memoria, se encuentra uno con recuerdos de sucesos que preferiría nunca haber vivido. Y en ese sentido, acabo de entrarme con uno especialmente doloroso. Trabajaba yo de aquella en Radio Popular, y la entonces mi novia era una enfermera de quirófano en el Hospital Xeral. Aquel triste día del desastre ferroviario de Rande, la ciudad de Vigo dio prueba de la elevada solidaridad de su pueblo. Pero voy poco a poco.
El de septiembre de 1976, a media tarde, llegaba a las redacciones, gracias a las llamadas de testigos presenciales, que se hallaban en la vieja carretera de Vigo a Pontevedra, del terrible accidente ferroviario que se había producido a la altura de Rande, que produjo quince muertos y 29 heridos, debido a la colisión de un convoy de pasajeros con una locomotora suelto que colisionaron en la misma vía. Asombrosamente, el factor de circulación dio vía libre a la diésel aislada, sin vagones, en la misma vía en que circulaba el convoy de pasajeros. La colisión fue violentísima.
Al tener noticia del siniestro, de modo espontáneo, decenas de vigueses se presentaron en el hospital para donar sangre, previsoramente sensible a la necesidad que habría de producirse de la misma. Muchas personas deben la vida a esos donantes anónimos que acudieron en masa. Recuerdo que yo estaba paseando con mi novia y de modo espontáneo tuve que llevarla al hospital, donde la iban a necesitar por ser instrumentista de quirófano y me fui para la emisora. Al mismo tiempo que acudía a su puesto la hoy mi mujer lo hizo el conjunto de la plantilla del Xeral. Recuerdo escenas terribles de dolor. A los fallecidos, a fin de ser reconocidos, los colocaron en una sala de la planta baja del hospital, a donde acudieron familiares de personas que viajaban en el tren para saber si sus parientes se encontraban entre los fallecidos o heridos. Yo estaba presente en que uno de los enfermeros sacó el reloj de pulsera de uno de los fallecidos y se lo mostró a una chica que lo pudo reconocer de este modo. Todavía hoy me conmueve.
La máquina aislada, en lenguaje ferroviario, procedía de la terminal de mercancías de Guixar y se encontró a las 18.30 horas de frente con un convoy modelo Ómnibus 2735, con 120 pasajeros que llegaban de Santiago. El choque tan brutal que los cuatro maquinistas perecieron en al acto y quedaron irreconocibles. Como consecuencia del choque los vagones de pasajeros se desprendieron de la composición para precipitarse por un terraplén. Dos de ellos, a cincuenta metros de distancia, junto al mar, cerca del puente de Rande. Otro vagón colisionó contra una vivienda, arrasándola. Dos obreros que trabajaban en la casa en ese momento murieron también, aplastados.
Uno de los testigos del siniestro, quien por sus buenas relaciones con los medios, y el primero en dar la noticia fue el conocido industrial Antonio Reguera, persona de gran predicamento en Vigo, donde tenía un famoso bazar, y en Pontevedra. En el momento de la colisión viajaba en su coche un 1.500 de la época, que como consecuencia de la onda del impactó pegó un salto y se caló. Tuvo buenos reflejos, desde un chalé cercano llamó al Gobierno Civil y a los medios.
Como en estos casos, se buscó un responsable: el factor de circulación que diera la salida a la máquina sola o el guardagujas que equivocó el cruce de vías. Sobre éste, que estaba entretenido cuando el choque, fue considerado responsable. Según se publicó tras la tragedia, fue un despiste. Tenía que haber avisado del cambio de vías tras pasar una unidad de mercancías, pero se despistó. Estaba en la garita cuando vio pasar a la máquina de Guixar, y fue entonces cuando se percató de que todavía no pasara el tren que saliera de Redondela, procedente de Santiago
Las críticas más adversas se dirigieron a RENFE, ya que en aquellos mismos años fueron frecuentes los accidentes, en algunos casos de gravedad, del propio “Rías Baixas”. El tráfico en aquel tiempo se controlaba por el sistema CTC, (Centro de Control de Señales) centrado en Ourense, pero que sólo llegaba a Guillarei, y desde este punto a Vigo se regulaba. por “bloqueo telefónico”. Los guardagujas debían hacer una llamada tras cambiar las vías y los maquinistas se guiaban por semáforos. Un sistema rudimentario que, como en este caso, producía un error fatal por un simple despiste. En ese sentido, la seguridad del tren en Galicia, luego de accidente del Alvia de Santiago en Angrois en 2013, sigue siendo cuestionado. En el caso de Rande, la ayuda inmediata de los vecinos fue ejemplar, y sobre todo la recuperación de muertos y heridos, con sus propias manos, y del amasijo de objetos y documentos personales de los pasajeros del tren siniestrado. Aquel día nefasto, aparte del Xeral, todos los centros sanitarios de Vigo se vieron desbordados.
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