Rafael Sánchez Bargiela: "Fray Rosendo ya dijo que solo había una raza humana"
Habla hoy, a las 20 horas en la iglesia de la Soledad, en el Castro, sobre el fraile tudense que vivió en Australia
El historiador Rafael Sánchez Bargiela impartirá hoy una charla (20 horas, en la iglesia de la Soledad del Castro) sobre “Fray Rosendo Salvado, modelo de evangelizador”, donde entre otras cosas explicará su enorme labor en Australia en conseguir que los aborígenes fueran tratados como personas. Y al mismo tiempo tratará de acabar con la leyenda negra sobre su papel en que Galicia esté llena de eucaliptos, un árbol australiano. Fray Rosendo nació en Tui en 1814.
¿Cuál fue el papel de Fray Rosendo en Australia con los aborígenes?
Lo más importante es que los trató con dignidad. En 1851, escribe que solo existe una raza, la humana, es una bomba. El darwinismo hablaba en 1880 de la supremacía de la raza blanca. Que proclame eso y lo ejercite es una revolución. Trata a los aborígenes como personas, dotadas de alma. Es un fraile benedictino y marca un antes y un después, es algo portentoso. Porque entonces, eran considerados por los colonos británicos como descendientes de los monos y no les tenían ningún respeto.
¿Cómo fue su Australia?
Estuvo 50 años en Australia, desde 1850 hasta que falleció en Roma en 1899, prácticamente toda su vida. Se fue con 30 años y estuvo allí, en Australia occidental, llevando adelante una utopía que fue la abadía de la dignidad de los aborígenes, para darles trabajo, terreno, darles espacio y acceder a una vida digna. Montó la abadía que tenía para vivir monje y aborígenes, movilizó los medios a su alcance, tenía claro la globalización, desde la reina a amigos hacía partícipe, llevó a su hermano a documentar por vez primera la labor que hacía y promocionarla en Europa. Es un adelantado, el primero que documentó su lengua y costumbres, como vivían los aborígenes, con Memorias de Australia, así lo conocemos del Occidente australiano.
¿La población aborigen se acuerda hoy día?
Lo saben, aunque están en situación social complicada, de marginalidad, cultural y social todavía hoy. El Gobierno de Australia pidió perdón a los aborígenes recientemente. En ese contexto la figura de Salvado apareció como el gran precursor de todo esto
¿Por qué se fue a Australia?
Porque empezó su vocación religiosa en el monasterio de San Martín Pinario, pero se tuvo que ir con la desamortización y acabó en Italia cerca de Salerno, donde fue ordenado, y pidió ir a Perth, en Australia, a evangelizar a los aborígenes. Iba encomendado por Propaganda Fide.
¿Tuvo éxito?
Su labor fue un ejemplo de cómo se podría haber hecho la colonización, desde el respeto a la dignidad, frente al tsunami colonial. Era la prueba de que se podía hacer de otra manera.
Un asunto que siempre va unido a Fray Rosendo son los eucaliptos, porque trajo semillas de ese árbol. En Castrelos hay una placa de los más antiguos de Galicia, que los habría plantado él mismo.
Sí trajo de eucaliptos, también otras especies exóticas. Que trajera unas semillas a que sea responsable de la expansión del eucalipto de Galicia va mucho. Rosendo Salvado trajo árboles, como los de Castrelos, pero se le atribuye una leyenda negra con la que no tuvo nada que ver. Fue algo posterior en el siglo XX, de lógica capitalista en el ámbito forestal.
¿Qué fue lo más importante de su obra?
Fue sobre todo un precursor: donde el colonialismo arrasaba, actuaba con dignidad, hacía cristianos con dignidad. Tenía enorme capacidad de comunicación, en su afán por promover su ideario llegó incluso a El Escorial y a la abadía de Montserrat. Fue una personalidad en muchos campos: etnógrafo, músico impresionante, de calidad más que notable, plantaba trigo, trabajaba en el campo, no sé cómo le daba tiempo. Escribió un diario donde detalla punto por punto lo que hacía cada jornada, es una fuente para conocer la realidad de Australia y los aborígenes.
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