Repunta en O Berbés la descarga de tiburón

El Puerto vigués, el termómetro que marca la salud de la economía de la ciudad y su área metropolitana y también de buena parte de Galicia, vuelve a encender las luces de preocupación al acumularse malas noticias en Suez, con la crisis del microchips en la industria de la automoción y la escasez de contenedores vacíos, claves en el comercio internacional. Enero fue un buen mes, con datos positivos en tráfico total, pero en febrero ha habido caídas, si bien el acumulado anual se mantiene en general en positivo sobre 2020. Marzo, todavía sin estadísticas oficiales, comienza a preocupar, reconocía el presidente de la Autoridad Portuaria (APV), Jesús Vázquez Almuiña.

La conclusión con los datos que ya obran en manos de la APV es que se notan que la economía se está resintiendo de nuevo, y no sólo por el covid. Como es conocido, en 2020 Vigo fue el puerto que más creció en tráficos en términos porcentuales en toda la red estatal de terminales de interés general. Pese al covid, fue un ejercicio espectacular que permitió mantener el liderato nacional y europeo en pesca -aunque cayó la lonja- y colocó a Bouzas como el segundo muelle español con mayor número de vehículos cargados y descargados, rozando el primer puesto. Y lo más importante, el incremento de mercancía en contenedores.

Para 2021, de nuevo incertidumbre. Lo explica Almuiña: “ Lo que se ve es la inestabilidad creciente por varias causas", explica, y señala entre otros asuntos el Canal de Suez, la crisis de los microchipis y también el problema creciente de la falta de los contenedores vacíos. Y el covid, claro, "que dependerá de la vacunación". Sobre el atasco en Suez, indica que la afectación que tuvo en marzo se va diluir a lo largo de todo el mes, con el retraso en la llegada de algunos buques. Más preocupante es la falta de microchips para la industria de la automoción, lo que afecta al funcionamiento de la factoría de Stellantis (PSA Vigo), donde ya hay un ERTE aprobado por posibles paradas. Y esto afecta a la producción y a la carga en Bouzas para la exportación. En cuanto a la falta de contenedores vacíos, lo que hay de fondo es la concentración de navieras, con sus efectos peligrosos sobre el tráfico marítimo.

La descarga de tiburón repunta en febrero en O Berbés

La pesca del tiburón, a cargo de la flota palangrera, resulta de nuevo visible en O Berbés pese a que el asunto de fondo sobre la negativa del Gobierno a permitir la comercialización de cientos de toneladas capturadas y almacenadas todavía no ha sido resuelto a satisfacción. En el Puerto reconocían ayer que el problema continúa pendiente de una arreglo en medio de un absurdo: no se permite comercializar parte del stock aunque sí pescar el marrajo, con el añadido de que no hay iguales normas para pesca en territorio UE y para el resto de buques. En estas circunstancias, la pesca del marrajo ha descendido ligeramente, con 847 kilos en enero de 2021 y 760 en febrero. Pero en cambio el principal escualo por su valor comercial, la Quenlla Tintoreira (el tiburón azul) vuelve a ganar posiciones en O Berbés, con 51.838 kilos movidos en enero y ya 79.058 durante el pasado mes de febrero, según las estadísticas del puerto pesquero. En 2019, la pesca del marrajo supuso 63 toneladas, con un valor total de 315.00 euros, en tanto que la Quenlla alcanzó las 1.138 toneladas, con algo más de dos millones de euros en valor comercial.

Son por tanto, dos especies muy importantes para la lonja pesquera, aunque claramente a la baja por diversas circunstancias. La última, la ya apuntada: se permite capturar esta especie de tiburón de vital importancia pero no su venta. Los frigoríficos están llenos, con más de 150 toneladas. El puerto de Vigo es líder. Desde que el marrajo se incluyó en el Apéndice II de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), en el que figuran aquellas que pueden llegar a peligrar sin un control estricto de su comercio, esta especie se encuentra en un “limbo legal” para el que el sector exige una solución. A juicio de la patronal del sector, el principal problema que rodea al marrajo responde a la descoordinación del Gobierno. El conflicto entre pesca y comercialización surge de los distintos criterios establecidos por el Ministerio Pesca, que permite las capturas en todos los océanos, mientras Transición Ecológica establece de manera unilateral un cupo final de comercialización.