Protección Civil Val Miñor: 25 años al pie del cañón por mar y tierra

Además de funcionar como apoyo a los cuerpos de Seguridad y a Emergencias, su cometido es de lo más variado

Aunque puedan parecer muchos, lo cierto es que los fotografiados suponen mucho menos de la cuarta parte de los efectivos que forman el total de la agrupación.
Aunque puedan parecer muchos, lo cierto es que los fotografiados suponen mucho menos de la cuarta parte de los efectivos que forman el total de la agrupación.

La Agrupación de Voluntarios de Protección Civil Val Miñor lleva desde 1997 sirviendo como grupo de apoyo a los Cuerpos Fuerzas de Seguridad en la comarca, casi 10 años después de que se crease el primer destacamento que a principios de los 90 daba servicio únicamente a Nigrán. Desde aquel entonces las cosas han cambiado mucho para las personas, que de manera desinteresada, velan por la seguridad de bañistas y asistentes a todo tipo de eventos. Era una época de vacas gordas, cada vez que se sacaba la convocatoria de socorrismo se presentaba cerca de un centenar de aspirantes a las plazas disponibles y del mismo modo ocurría con el voluntariado del cuerpo. “Éramos muchísimos más, hasta el punto de que en cada puesto de vigilancia de playas contaba con seis personas más los profesionales de salvamento”, recuerdan desde la AVPC. Pese a todo ese descenso de efectivos, no perjudicó a la calidad del servicio que prestan a diario. En invierno se encargan de todo tipo de eventos, desde accidentes de tráfico, búsqueda de personas desaparecidas, atención de heridos, intervenciones por animales sueltos o incendios, todo ello colaborando con la Policía Local, Guardia Civil, GES o el 061. Además de funcionar en concordancia con los CCFFSS, también tienen competencias propias como el servicio de playas en verano, la realización de simulacros para empresas, en playas para los socorristas, campamentos, coordinación en citas deportivas o grandes eventos tales como la Arribada. En resumen, velan por la seguridad de cualquier situación que lleve aparejada personas, sobre todo si estas se acumulan en gran número. A priori todo parece muy bonito, pero lo cierto es que detrás de este despliegue hay un gran trabajo formativo. “Cuando alguien entra nuevo hay que ponerlo al día y empezamos clasificando a los aspirantes”, indica Iago Álvarez, presidente de la AVPC en la comarca miñorana. En este sentido, comienzan con un filtrado dando prioridad a aquellos que pueden colaborar durante todo el año, ya que de otro modo no es rentable. “Tenemos que darles de alta en varias administraciones, formarlos, deben de asistir a un breve cursillo en el Agasp o la uniformidad y cuando acaban con todos estos trámites nos damos cuenta de que van a colaborar un mes. Esto resulta inviable”, indica. Además de la formación realizan un simulacro de salvamento en verano por municipio costero, lo más realistas posible.

Escasez de socorristas, el eterno problema del verano

Quizás este sea el tema más peliagudo de todos, la preocupante crisis de socorristas que viene repitiéndose todos los veranos en la comarca desde hace cerca de un lustro. Lo cierto es que para ellos completar la plantilla de 30 profesionales de salvamento y un coordinador es más una utopía que una realidad, en este sentido han decidido “mojarse” basándose en su dilatada experiencia y aportando una serie de puntos, que aunque son en tono crítico resultan muy constructivos. Adrián González es vicepresidente de la agrupación, también se encarga de la coordinación de socorrismo y es muy contundente en su primera respuesta: “necesitamos de manera imperativa hacer cursos de formación propia en la comarca si queremos acabar con esta tendencia, como el celebrado en Nigrán”. En este sentido matiza que de poco vale entrar en una guerra de salarios si no hay medios personales. “Tampoco pedimos que sean subvencionados, tenemos constancia de personas que están dispuestos de su bolsillo”, apunta. Otro punto negativo son los periodos de contratación. “Dos meses es muy poco tiempo, debería de ser un mínimo de tres”, incide. Otro factor que corre en su contra es el relativo al proceso selectivo, que año tras año se lleva cabo in extremis.

140 voluntarios forman la agrupación sin ánimo de lucro

De las 140 personas que en la actualidad están dadas de alta en la AVPC Val Miñor, son en torno a 90 los que colaboran de manera continua, de los cuales 60 aproximadamente se dedican a su vez al servicio de playas. Cuentan con tres vehículos habitualmente ocupados por binomios, de los cuales dos patrullan habitualmente las zonas de primera línea tanto en Baiona como en Nigrán. La zodiac da apoyo por mar y su tripulación consta de dos patrones y un mínimo de un socorrista, además de la moto acuática que en verano está ocupada por dos personas, una con titulación para navegar y otra como profesional de salvamento mientras que en invierno va una sola con las dos acreditaciones. Ya en tierra los puestos de vigilancia en playas suelen contar con dos o tres voluntarios y un mínimo de un socorrista por puesto, además de las parejas que hacen rondas por primera línea. Al contrario de lo que muchos piensan los efectivos no tienen sueldo, en invierno su labor es completamente altruista aunque en verano perciben lo que ellos denominan indemnizaciones, una retribución en concepto de desplazamiento y dietas que suelen cobrar con varios meses de retraso, lo que les obliga en muchas ocasiones a adelantar dinero de su bolsillo.

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