La propietaria viguesa: 2023 será el año del monasterio de Oia

La firma titular del monumento espera poner en marcha al fin su proyecto para hotel en el único cenobio al borde del mar y en el Camino de la Costa

El espectacular claustro del monasterio de Santa María de Oia, durante una visita programada.
El espectacular claustro del monasterio de Santa María de Oia, durante una visita programada.

El monasterio de Oia estará en obras de reforma integral en 2023, con una inversión privada de 13 millones que se sumarán a los cinco millones ya aportados para transformar el edificio histórico en un hotel en el Camino de la Costa. Así al menos lo asegura Xoán Martínez Reboredo, responsable de la firma viguesa de logística portuaria Kaleido, empresa del grupo Vasco Gallega, como el propio monasterio. Martínez Reboredo dio una conferencia en la Delegación de la Xunta a propuesta de Amigos de los Pazos para hablar del pasado y el futuro del antiguo cenobio. La pregunta, inevitable: después de 18 años, ¿la rehabilitación pendiente, para cuándo o es imposible? “Imposible no es, intervenimos cada año en lo que el monasterio necesita, esperamos que la burocracia pueda darnos vía libre a finales de este año o principios del próximo”, señala. El proyecto, el conocido: un hotel con todo el encanto de su pasado y ubicación. “Para eso, hablamos con las administraciones, que son muchas, para un mismo proyecto y poder comenzar a trabajar. Así, 18 años con lo mismo”, explica.

La empresa realizó una fuerte inversión para al menos tener en ciertas condiciones el monumento histórico que ha tenido resultado: “La reacción de la gente está siendo espectacular, llevamos más de 40.000 visitas al monasterio (se mantienen en fines de semana y se amplían en julio y agosto), no solo guiadas sino también iniciativas culturales arriesgadas que buscan un nuevo público joven y los estamos consiguiendo, para seguir enfocando nuestros esfuerzos”, añade Xoán Martínez.

La inversión será de 13 millones más para llevar el proyecto a término, "complejo, sobre todo desde el punto de vista administrativo y económico, tiene que hacerse con mucho tiento y manos”, destacó.

El monasterio es singular por varios motivos: el único del Císter a orillas del mar, en el Camino de Santiago y fue plaza armada. “No hay nada más único que este monasterio, tiene una historia tangible e intangible brillante. Sacarlo de la ruina en que se encontró y justificar una inversión tan grande es un reto gigante. Pero llevamos 18 años luchando por conseguir verlo en su esplendor”, dice Xoán Martínez, que ve el objetivo algo más cerca: “Desde hace un tiempo las intervenciones son de inversión no de gasto, con más estancias que se van recuperando en su totalidad”. ¿Ha descubierto algo nuevo? “Constantemente, es una caja de sorpresa y nos encanta”.

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