La procesión de la discreta patrona de Vigo frente al Olivo
La celebración de la Nuestra Señora de la Asunción de María congregó a un centenar de fieles en la Concatedral y el Paseo de Alfonso
La patrona de Vigo y el Olivo, símbolo de la ciudad, celebraron ayer la Ascensión con un encuentro solemne. Las dos figuras de Vigo se unieron para disfrutar de la festividad en honor a la Virgen María, con la cercanía de cientos de fieles que la acompañaron en la misa celebrada en la Concatedral y en su posterior procesión hacia el Paseo de Alfonso. La patrona, en muchas ocasiones desconocida para el público, suscitó preguntas en los turistas y devoción a sus fieles, que daban el visto bueno a una nueva marcha (la segunda vez que se realiza) hacia el Olivo vigués y evitar así la aglomeración de personal agolpado en las estrechas calles alrededor de la Basílica, repletas de locales de restauración.
Desde la misa solemne, la devoción fue total. Mantillas, tocados y mejores galas para unos devotos que abarrotaron la Concatedral y escucharon las hazañas de la patrona en palabras del obispo, Antonio Valín, para que los guíe en su camino hacia la meta. “Es quien marca mi destino”, decía una fiel. Su fe inquebrantable hizo que la acompañase en su procesión, como también lo hizo la banda de música Atlántida de Matamá. Tras la celebración litúrgica, cantada por la Coral de San Roque, costaleros auparon a la Virgen para reunirla con el símbolo de la ciudad. A su salida, sonó el himno de España en honor a la madre de Jesús, tras proclamar Pío XII en 1950 este dogma de fe. Los móviles de curiosos la retrataban, las campanas replicaban y los turistas observaban absortos la grandeza de la Virgen. En la celebración y procesión acudió el concejal de Festejos Ángel Rivas, en representación del Concello, y Fernando Abeijón, del grupo popular.
El paseo por el Casco Vello y Elduayen fue seguido por los fieles, que caminaban al paso que marcaba la banda de música. Hubo vítores hacia la Virgen, opacada por la festividad de San Roque pero con el peso de ser la patrona no solo de Vigo, sino también de Tui. Tanto la Catedral tudense como la Concatedral han sido construidas para su dedicación plena. El ser poco conocida no impide a los allí presentes disfrutar con orgullo de la festividad y la tradición. Algunos, incluso, veían positivo que otras procesiones como la Borriquita o el Cristo, más numerosas, puede resultar incómodo de realizar. Esta vez, en pleno agosto, la climatología acompañó.
Ya en su reunión con el Olivo, el obispo realizó como ofrenda una rama del árbol a la figura de la Virgen, para que esa unión siga latente. Y regreso de nuevo a la Concatedral, para guardar durante los próximos 365 días y que, en próximos años, pueda seguir festejándose la elevación de María en cuerpo y alma a los cielos tras su vida terrenal. Y que Vigo pueda volver a ver, juntos, la patrona y el símbolo más característico de su ciudad.
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