Privada Moderna ya es calle

Los vecinos de esta histórica urbanización celebran el inicio del derribo del inmueble en ruinas, el primer paso para que la Sareb ejecute la sentencia que la condena a rehabilitar todas las viviendas de la calle

Mariano, Carmen, Javier y Paco posan frente a la maquinaria de las obras de derribo.
Mariano, Carmen, Javier y Paco posan frente a la maquinaria de las obras de derribo.

Los vecinos de la calle Privada Moderna ya empiezan a ver la luz. Tras casi una década de lucha tratando de hacer que la Sareb ejecutase la sentencia que la condenaba a rehabilitar por completo las más de 30 viviendas que a día de hoy continúan tapiadas en esta urbanización más las 7 que siguen habitadas, esta semana comenzaron los trabajos para derribar el único inmueble que el conocido ‘banco malo’ consiguió que fuese declarado en ruinas. Se trata del edificio que está al final de la calle y que, una vez eliminado, dará un nuevo acceso a la docena de vecinos que todavía vive en estas casas por la calle San Roque; convirtiendo así el callejón sin salida que es ahora en una calle a todos los efectos.

Pero, lo que es más importante, estos trabajos son –o al menos esto esperan los inquebrantables habitantes de la Privada Moderna–el principio de las obras de rehabilitación integral que la Sareb debe acometer en todas las viviendas que heredó de la desaparecida Vialmar en esta calle. “Queremos que en cuanto acaben con el derribo empiecen a reformar las casas, que no pierdan el tiempo”, expresan los vecinos, esperanzados y aliviados por primera vez en más de siete años.

El final de la calle Privada Moderna, vallado y preparado para el derribo.
El final de la calle Privada Moderna, vallado y preparado para el derribo.

Un calvario de 7 años

“Ya no soy el mismo que antes de todo esto, yo era una persona mucho más alegre y ahora me irrito muy fácilmente”, cuenta Paco, uno de los 12 vecinos que resisten en las 7 viviendas de la Privada Moderna. Los últimos años han sido un calvario para estas personas, que cuentan que uno de los peores momentos fue cuando “vinieron con una empresa a rompernos las casas para hacer que nos marcháramos”. Aunque los pisos en los que viven están “muy bien cuidados, casi de revista”, pese al paso del tiempo, denuncian que la empresa que la Sareb había contratado para “supuestamente reformar las casas tapiadas”, llegó para “romper los falsos techos consiguiendo así mover las cubiertas para que nos entraran humedades, sabían lo que hacían”. De hecho, todavía siguen sufriendo las consecuencias de ello ya que Carmen, que vive en uno de los pisos que dan a la propia Privada Moderna, tiene que dormir cada día fuera de casa debido a las humedades que se acumularon en su vivienda.

Pero, como repiten una y otra vez, “no hemos dado ni un paso atrás” hasta lograr su objetivo, rechazando incluso dinero y otros pisos por parte de la Sareb, y agradecen el esfuerzo de colectivos como Os Ninguéns, que los han apoyado “desde el primer momento” y cuya petición de convertir las casas en un parque público de viviendas a través de un consorcio de Concello y Xunta “suscribimos con todas las letras”

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