Aquellos premios de Vigomostra en los 80

Episodios vigueses

La feria de 1985 y 1986 proyectó a Vigo más allá de su industria naval y automovilística, reuniendo artesanos, inventores y empresas locales

Los premios de Vigomostra. Fotografía de Llanos
Los premios de Vigomostra. Fotografía de Llanos | Atlántico

En 1985 y 1986 Vigo celebró una gran feria de artesanía y productos locales bajo el nombre de Vigomostra, en el que llegaron a participar varios centenares de firmas locales de lo más variado. También se convocaba un premio de periodismo, muy bien dotado, que ganamos, respectivamente, Gerardo González Martín y yo mismo. En la foto que ilustra este artículo vemos al fallecido José Antonio Sánchez, entonces primer teniente de alcalde y un jovencísimo Jorge Parada. También sale el gobernador Virginio Fuentes.

Esta feria era todo un escaparate y un gran acontecimiento que generaba interés, bullicio, mercado, ventas y la ocasión de conocer y descubrir las propias capacidades de la ciudad y su entorno en los más diversos campos productivos, aparte de las otras actividades del sector naval y automovilístico. Enlazaba además con la vigorosa tradición ferial de Vigo y se expandía para brindar la oportunidad de que conociera que aquí se hacían más cosas que las que pensábamos. Yo recuerdo especialmente la riqueza de la artesanía variada que salía de los talleres locales. Nunca entenderé por qué dejó de celebrarse con aquel carácter que proyectaba lo local de manera eficiente. Hasta el nombre de Vigomostra era expresivo y definidor.

El gran cronista de la vocación ferial de Vigo fue sin duda Gerardo González Martín, con quien compartí el premio de Vigomostra. Sus libros y artículos sobre ese asunto siguen siendo referente de cita obligada. Señalaba Gerardo que esa vocación ferial aparece en la posguerra en los años cuarenta y que se mantiene y desarrolla hasta nuestro tiempo, donde era notable la colaboración de la Diputación provincial.

Recordaba Gerardo que aquellas primeras ferias de 1944 y 1945 eran un escaparate del poder del franquismo, de suerte que venía a inaugurarlas el propio jefe del Estado en agosto de 1944, como “Feria Industrial de Galicia”, pero el sector pesquero no estaba de acuerdo en que la muestra no se centrara en su propia actividad. Decía Gerardo que aquella exposición se parecía, por su abigarrado contenido, a lo que luego fuera Vigomostra. Pero con una diferencia notable, ya que la primera era obra exclusiva del régimen, en tanto Vigomostra fue iniciativa sobre todo de la sociedad viguesa con el apoyo del Ayuntamiento.

A quienes la conocimos y escribimos artículos para describirla y obtuvimos el premio de periodismo que entonces se convocaba, o como simple asistentes, nos gustaría que aquella feria volviera a celebrarse. Cierto que, en determinadas fechas del año, en la Alameda se montan pequeños certámenes ya de libros de lance o viejos y también artesanía diversa, en la que lo propiamente de aquí cede espacio a otras propuestas. Pero está muy lejos en dimensión y contenido de lo que fuera Vigomostra. La pregunta es si tendría éxito recuperar hoy aquella idea. Yo creo que sí, e incluso he visto en otros lugares de Galicia casetas de talleres de Vigo y de su área metropolitana con los más diversos productos.

Entre otros valores de coleccionista de Vigomostra destacaba su matasellos, que dejaré para otro día. Pese a que no se sabe ahora, aquella muestra tenía una gran proyección en todos los órdenes de las cosas que se fabricaban en Vigo y perfilaba que la ciudad y su entorno era un variado crisol de empresas y actividades más allá de los universos pesquero, naval y del automóvil. Presentaban sus productos diversos inventores de las cosas más diversas y de utilidad, así como de las más diversas patentes. Recuerdo a aquellos inventores que tenían la precaución de asegurar la propiedad intelectual de sus ideas, fueran o no de rendimiento inmediato. Había cosas muy curiosas, por lo general relacionadas con el hogar, pero también la automoción y otros campos.

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