Los peajes de Portugal, un ‘laberinto’ para los conductores

Bajar a Portugal es uno de los planes más recurrentes y económicos para vigueses y gallegos que buscan un momento de desconexión. El método de transporte habitual suele ser el vehículo propio, pero cuando se cruza la frontera con el país vecino comienzan las primeras dudas acerca del pago de las autopistas lusas. La incertidumbre se produce, sobre todo, con las cámaras ubicadas en los pórticos. Se trata de peajes. Un sistema sin barreras y cabinas, diferente a como ocurre en España, pero que igualmente obliga a pagar por usar las carreteras portuguesas, también para los coches con matrícula extranjera.

Existen dos formas de pagar las cuantías para poder circular por las carreteras de pago lusas. Una es el telepeaje. Las cámaras de los pórticos leen la matrícula, que va asociada a una cuenta bancaria a la que se realiza el cargo. Por ello es la opción más recomendada para recorrerse Portugal en coche. De hecho, los telepeajes contratados en Galicia son compatibles con los aparatos portugueses casi en su mayoría, con lo que para viajar por el país vecino no hace falta hacer ningún cambio ni ninguna gestión, solo circular con el dispositivo activado en el salpicadero del vehículo.

Otra opción es con una tarjeta prepago, llamada “TOLLCard”, con cantidades recargables de 5, 10, 20 o 40 euros y de hasta un año de vigencia. Existe una variable similar, 'TOLLService', que tiene una opción de tres días con desplazamientos ilimitados por un coste de 20 euros. Uno de los inconvenientes de este sistema de pago es que únicamente cubre las autopistas de peaje automático, no las convencionales. Cabe indicar que las multas pueden ser de hasta diez veces el importe total que no se ha pagado, llegando a cualquier domicilio fuera de Portugal.