Gilberto Gómez: “Al escuchar su nombre sentí una alegría inmensa, es mi amigo”

Gilberto Gómez, obispo de la diócesis peruana de Abancay, está de regreso por unos días con motivo de la conmemoración de sus Bodas de Oro. Natural de Albeos, conoció y trató personalmente a León XIV durante su labor como obispo en Perú. “Los conocí en Roma cuando era general de los Agustinos, yo me hospedaba en su casa, pero comencé a tratarlo más a partir de su nombramiento en 2005 como obispo, su diócesis estaba a 2.000 kilómetros de la mía, pero manteníamos encuentros a lo largo del año, me puede dar cuenta de la gran categoría que tenía tanto intelectual como humana, siempre fue muy cercano y humilde. Mantuvo el contacto con sus sacerdotes como con el resto de obispos, siempre contestando a las llamadas”.

Recuerda que hace unos días coincidió en el avión con otro monseñor también de Perú. “Al despedirnos coincidimos en que ambos ya firmábamos si nombrasen a Prevost. Luego me limité a rezar, yo nunca entro en las quinielas que se hace entre los papables porque esos pronósticos nunca aciertan”.

La fumata blanca le llegó en la carretera, mientras cumple con compromisos en su viaje a España. “Paramos un momento a un lado de la carretera para conocer al nuevo Papa, al escuchar su nombre sentí una alegría inmensa, es mi amigo, fue una sorpresa”.

El obispo de Abancay destaca que haya elegido el nombre de León. “Es el del padre de la doctrina social de la Iglesia y durante sus 25 años de gobierno se disfrutó de la unidad de la Iglesia y de paz en el mundo”.

Gilberto Gómez, que en dos días debe estar en Vigo para presentar el lunes su libro de poesía mística, no disimuló su orgullo ante el apoyo con el que salió elegido su antiguo compañero: “Lo escogieron ya a la cuarta vuelta con dos tercias partes de los 133 cardenales, eso es más de un centenar de votos procedentes de 21 países diferentes”, apuntó.