La noria de la Navidad de Vigo, más lenta para evitar gritos

Navidad 2024

El andaluz Paco Sánchez Hernández, dueño de la atracción estrella de la Navidad en Vigo, es la tercera generación de feriantes

Publicado: 22 nov 2024 - 06:45 Actualizado: 22 nov 2024 - 10:34

Paco Sánchez, dueño de la atracción estrella de Navidad.
Paco Sánchez, dueño de la atracción estrella de Navidad.

No recuerda exactamente cuándo fue la primera vez que se subió a una noria, pero asegura que “me han salido los dientes en ella”. Paco Sánchez Hernández, dueño de la atracción estrella de la Navidad en Vigo, la noria gigante, forma parte de la tercera generación de feriantes con la que es la mayor estructura móvil de estas características en España.

Natural de Úbeda, en Jaén, pero residente en Alhaurín de la Torre, Málaga, afirma sentirse en Vigo “como en casa”. “Aquí conozco a más gente casi que donde vivo”, explica, mientras admite que las navidades en la ciudad son especiales. Llegó con su noria en 2019 y desde entonces se ha convertido en uno de los símbolos navideños. “En un día de gran afluencia pueden llegar a subirse hasta 2.000 personas”, dice.

Instalación segura

Pese a los 54 metros de altura y las 90 toneladas de peso, se trata de una estructura “muy segura”, afirma Paco, quien explica que “su traslado se hace con diez tráileres y en el montaje trabajan otras diez personas durante siete u ocho días, dependiendo de la lluvia”. Pero además, “pasa exhaustivas inspecciones técnicas por dos ingenieros diferentes, uno que contratamos nosotros de una empresa especializada en estructuras fijas y móviles, y después por técnicos municipales. Se revisa absolutamente todo, desde los anclajes, hasta el mecanismo… Y una vez se tienen los informes, se nos da la autorización que valida su puesta en marcha”. A ello se suma el libro al día con las revisiones sobre el mantenimiento obligatorio.

Además, añade, “soy el primero en probarla una vez instalada y autorizada y me subo a ella a diario, mi familia también”. Incluso, “llegué a montar a mi hija cuando era todavía un bebé”, relata.

Explica que “está preparada para funcionar bajo la lluvia, sin ningún tipo de peligro, lo que pasa que llueve mucho, por deferencia a los clientes, la paramos” y, aunque ha habido alguna voz crítica con los soportes de madera, defiende “que es el mejor material, porque no resbala, y de hecho hasta se utiliza con los trenes”.

Paco, delante de la gran noria, instalada en Areal e inaugurada con el encendido.
Paco, delante de la gran noria, instalada en Areal e inaugurada con el encendido.

Cambios en el acceso

En los cinco años que lleva en Vigo, la instalación de la noria ha sufrido modificaciones. “Se ha cambiado el acceso porque antes era un caos, se formaban muchas aglomeraciones en Colón, y este año por primera vez hemos reducido la velocidad, con lo que gira algo más despacio para disminuir los gritos de la gente y aminorar las molestias a los vecinos, queremos ser lo más respetuosos posible”.

No obstante, sigue habiendo quien grita y también quien vomita, “es un clásico”, pero en general, “es una atracción que siempre gusta, tanto a familias como a jóvenes y mayores. De hecho, los niños son los que obligan a veces a sus padres, más temerosos, a subir y ellos lo pasan muy bien”. El secreto de la noria no lo sabe, pero cree que “está en las luces, la altura..”.

Paco recorre las principales ciudades de España con su atracción, pero Vigo siempre es una plaza especial, porque “es donde más tiempo estamos y pasamos las navidades”.

Afluencia

Los primeros días, de momento, la afluencia ha sido desigual, aunque “a partir de este fin de semana se nota la llegada de visitantes”. Las familias suelen optar por subirse por la tarde, mientras que a medida que avanza la noche “son más los jóvenes”. En sus 48 cabinas, con un aforo máximo por viaje de 250 personas, no es extraño encontrarse alguna pertenencia olvidada, “algunos paraguas, incluso móviles”, pero todo se recoge y se “puede solicitar en la taquilla”. En su interior, no solo se despachan los tickets, sino que se monitoriza toda la noria para controlar los viajes, “si alguien tiene miedo y quiere bajarse se para”, explica el propietario mientras incide en que no hay edad para disfrutar de la atracción, aunque los menores de ocho años “deben ir siempre acompañados”.

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