Una ola solidaria se movilizar para ayudar a un músico callejero al que robaron

Una ola solidaria se moviliza para ayudar a un músico callejero al que robaron y quitaron sus pertenencias

Publicado: 17 ene 2025 - 06:30 Actualizado: 17 ene 2025 - 09:41

Marcus se muestra sorprendido y agradecido por toda la ayuda recibida.
Marcus se muestra sorprendido y agradecido por toda la ayuda recibida. | Jorge Santomé

A Marcus no le gusta pedir, “si un día no tengo para comer prefiero ir al supermercado y esperar a coger los productos que desechan”. A sus 45 años, este músico sueco pero procedente de Torremolinos, se gana la vida con su guitarra. “Toco en la calle y doy algún que otro concierto”, explica. Así es como obtiene lo justo para dormir en un hostal, lavar su ropa en un autolavado y comer. Sin embargo, hace un mes y medio, le robaron su modo de vida. “Fueron días en los que no paró de llover y cuando llueve no puedo tocar en la calle así que no pude conseguir dinero suficiente para pagarme la pensión”. Se acomodó como pudo debajo de las escaleras de Doctor Cadaval y “alguien se llevó mi guitarra acústica”. 

Consiguió otra en Cáritas, pero “ es una guitarra española y las cuerdas se rompen constantemente” y, para colmo de males, esta semana, la Policía y los servicios de limpieza le retiraron todas sus pertenencias en la calle y dejaron sin nada. “Me quedé sin documentación, sin ropa…”, afirma.

Como un cuento de Navidad, el día 25 de diciembre, una vecina vio a Marcus en la calle y decidió acercarle algo de comer. Después, cuando vio que le habían dejado sin nada, le llevó una manta y un cojín y comenzaron a hablar. “No es la única persona en la calle, por desgracia, pero el hecho de que se llevaran sus cosas me hizo publicar la historia en un grupo de Facebook para echarle una mano”, contaba esta viguesa. 

Una de las huchas colocada por iniciativa en “No lo tires Vigo, a mí me sirve”.
Una de las huchas colocada por iniciativa en “No lo tires Vigo, a mí me sirve”.

A partir de ahí, la respuesta fue masiva. En apenas unos días, casi 500 personas respondieron a la llamada para dar un “empujón” a Marcus y darle una segunda oportunidad. Hubo donaciones de comida, ropa… y hasta Alberto, hostelero, le ha cedido el local durante unas horas al día para que pueda dar clases de guitarra a cambio de “que a mí también me enseñe”, dice sonriendo, mientras afirma que “aquí siempre tendrá un plato de comida caliente y ya le he dicho que el primer concierto será en mi local y todo lo que se recaude será para él”. 

La idea ha sido la de colocar huchas en distintos establecimientos de la ciudad para recaudar dinero con el que poder comprarle una guitarra acústica, concretamente electroacústica, con la que Marcus pueda dar sus conciertos. Ayer mismo, un camionero le donaba una guitarra clásica, que al menos le servirá hasta que consiga el instrumento con el que retomar su actividad musical. “Nunca he pedido dinero, ni nada, siempre he intentado sobrevivir por mis propios medios”, explicaba Marcus, quien se ha visto muy sorprendido y agradecido por toda la ayuda recibida de personas que ni siquiera conocía, porque la verdad es que “no me esperaba nada”.

También está Loli, dispuesta a echarle una mano, y a la que conocía desde hace tiempo por “su amor a los libros, es un gran lector" y al que ya había ayudado en otras ocasiones. Álex, otra colaboradora, asegura que “cuando le dije que qué necesitaba me pidió libros de Historia, nunca dinero”. Loli coincide, “jamás te pide, y sin embargo siempre se preocupa por cómo estás”. “Todavía hay gente dispuesta a echar una mano”, resalta Alberto, mientras Marcus sonríe esperanzado con poder volver a tener una segunda oportunidad y volver a dormir bajo techo. La maquinaria solidaria es imparable: alumnos que se ofrecen para que les dé clases de guitarra, personas buscando opciones de habitación asequibles, profesores de música dipuestos a ayudar… 

Marcus estudió cuerda en el Conservatorio y según relata trabajaba en una orquesta para barcos hasta que una tragedia por un accidente le hizo coger una mochila y dejarlo todo atrás. Llegó hace unos años a Vigo y ha pasado algunas temporadas en Pontevedra y otros lugares pero ahora lo tiene claro: “Me quedo aquí”. Siente el cariño de la gente y muestra su agradecimiento por todo lo que está sucediendo. De momento, ya se han colocado cuatro huchas en la cafetería Chabely (Pérez Bellas 1), la clínica veterinaria Pintor Colmeiro 10, la cafetería Tribuna (Eugenio Kraff 52) y la cafetería V Dieciocho (Venezuela 18), donde quien quiera puede hacer sus aportaciones “por pequeñas que sean” y habrá más en los próximos días.

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