“Nuestro reto era ir de Verona a Vigo en coche antiguo en 7 días”

Dos italianos viajan para ver a una erasmus y para hacerse una foto en la calle Príncipe

Los cerca de 600 erasmus que estudian en la Universidad de Vigo traen a la ciudad visitas llenas de aventura como la de los italianos Marco Gucciardi y Leonardo Fornaro.

R.suárez. Vigo rsuarez@atlantico.net

Publicado: 25 jun 2013 - 11:17 Actualizado: 10 feb 2014 - 12:27

Lara Fernández, Giulia Gucciardi, Marco Gucciardi y Leonardo Fornaro, ayer en la ciudad.
Lara Fernández, Giulia Gucciardi, Marco Gucciardi y Leonardo Fornaro, ayer en la ciudad.

Ambos tenían el reto de llegar a Vigo desde la ciudad italiana de Verona en 7 días a bordo de un coche de coleccionista, un Fiat 500L del año 1972 restaurado, para hacerse una foto en la calle del Príncipe y para visitar a Giulia, la hermana de Marco, que estudió con una beca eramus en la Facultad de Filología y Traducción.

Los dos amigos partieron de Verona el día 20 de junio con la idea de hacer 600 kilómetros diarios hasta llegar a Vigo, pero un fallo en el dínamo hizo que se detuviesen en Igualada a pocos kilómetros de Barcelona y de ahí siguieron viaje en tren a Vigo, donde por primera vez disfrutaron de unas hogueras de San Juan y Leonardo, que llevaba 10 años sin ver el mar, pudo bañarse en Samil. “Es una pena porque teníamos todas las piezas del coche por duplicado por si pasaba algo, menos esta porque había pocas posibilidades de que se rompiese pero pasó. Mi madre nos tuvo que enviar la pieza desde Italia y dejamos el coche en un taller de Igualada. El jueves lo recogeremos y volvemos a casa por carretera”, explican.

La aventura era un recorrido de 3.890 kilómetros ida y vuelta pasando por distintas ciudades, para hacer “algo distinto, que rompiese la monotonía”. Lo planearon desde febrero, tras un primer viaje de Marco a Vigo, en el que se enamoró del barrio histórico y la Porta do Sol. A partir de ahí estudiaron en detalle el mapa de carreteras y a calcular paradas y trayectos, que traían guardados en una carpeta, para dar descanso al Fiat y a sus piernas. Al coche no le faltaba detalle, le instalaron una radio y un cargador de móvil, en un lateral pegaron dos escudos de Verona y en medio una bandera de Vigo, así como los nombres de los aventuros (“Marco al volante y Leonardo al cronómetro”) y el certificado de inscripción en el registro Fiat de Italia porque “el coche tiene todas las piezas históricas y ganó una tarjeta oro”. Tiene 18 caballos, su velocidad máxima son 90 kilómetros hora y la cilindrada equivale a una moto de 500. “Me gustaba este coche porque de niño iba con mi madre de compras en uno como este”, explica Marco, que además es mecánico, mientras Leonardo trabaja en el ferrocarril. “Cuida el coche como si fuera una persona, cuando llueve lo seca”, dice Giulia. Ambos piensan repetir viaje a Vigo el próximo año en abril, en San Juan o en julio coincidiendo con las fiestas de Coia y Baiona. “Es un reto entre el hombre y el coche”.n

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