Una noche de hogueras, sardinas y pan de millo

El Casco Vello celebró una de sus fiestas con mayor encanto y tradición. El barrio era un “bule bule” desde la mañana. Los miembros de la asociación vecinal y sus colaboradores últimaban los detalles para A Festa do Solsticio. Inspirada en el popular San Xoán, el barrio histórico organiza desde hace años una propuesta en la que combinan el fuego purificador de la hoguera con el agua protectora, dando un baño con el que refrescar los edificios y a los presentes a manguerazo limpio. Esta iniciativa, que comenzó como una medida de seguridad y protección de los inmuebles cercanos a la hoguera, se convirtió en uno de los grandes atractivos de la cita.

Mientras llegaban la medianoche, la hora de las meigas, los personajes de la fiesta recorrieron el Casco Vello, “Castróns” y “bruxas” desfilaron, animando a los presentes.

Los puestos de venda en la Praza do Berbés abrieron para la hora de la cena con un menú estrella: dos sardinas y una ración de pan millo por 2,5 euros. En total, se sirvieron más de 200 kilos de sardinas y más de cien kilos de pan millo, acompañado por distintos tipos de chorizos y de postre, filloas.

La velada estuvo amenizada por la banda de gaitas del Casco Vello que pusieron la banda sonora para los bailes populares.

La de ayer no fue la noche más corta, que correspondió a la del sábado, pero sí la más mágica, ya que al corresponder con el cambio de estación, las antiguas creencias la señalaban como un punto de encuentro entre el mundo real y el mágico. Así no faltaron los puestos de venta de las hierbas de San Xoán para proteger del mal de ojo y embellecer el rostro. La composición del ramo puede variar según la zona, pero siempre son aromáticas y en su mayoría, medicinales. Las siete básicas con la denominada hierba de San Xoán, el hinojo, la malva, el romero, el helecho, la hierbaluisa y el codeso. Para que hagan efecto se tienen que dejar a remojo a la luz de la luna en agua de siete fuentes y hoy por la mañana lavarse la cara con ella.

Todo contribuye a una noche de fiesta con la que se da la bienvenida al verano y en el caso de los estudiantes, a las vacaciones. Algunos colocaron en la pira los apuntes de las asignaturas ya superadas para que ardiesen en el fuego purificador y poder comenzar con fuerza el curso que viene. La superstición es fuerte y hay que cumplirla, “no vaya a ser”.

Ya cerca de las dos de la madrugada, la fiesta acabó cuando los más remolones dejaron la plaza, esperando una nueva edición, de aquí en un año.

La zona alta del barrio celebró San Xoán por adelantado. Así, el sábado los vecinos degustaron sardinas, empanadillas y choripán con la convocatoria en la plaza de O Abanico.

25 hogueras autorizadas en barrios y parroquias

El Concello aumentó el permiso de las hogueras de las 22 iniciales a las 25 que se celebraron desde el fin de semana hasta ayer, 24 públicas y una privada, en Travesía de Vigo.

Entre las clásicas volvió a faltar la de Bouzas y la del barrio de Navia. Junto a las dos del Casco Vello, O Berbés y Praza do Abanico, dentro del término urbano tuvo lugar la del García Picher, los terrenos de la ETEA (Teis), de la de Val Miñor (Coia) y la de la Praza da Miñoca que contó con la presencia del alcalde. Como todos los años las más numerosas incidieron en las parroquias: Alcabre, Zamáns, Saiáns, Coruxo (dos, una en Liñares), Navia vello (asociación Emilio Crespo), Monte da Mina (Castrelos), Matamá, Valadares (en el centro vecinal y en O Freixo), Bembrive (dos), Candeán, Cabral (dos), San Andrés, O Freixeiro y Candeán. La escena se repitió en todas: fuego y sardinas, la fórmula mágica para pasar la noche más mágica del año, en la que las temperaturas veraniegas acompañaron a los festeiros.