Las monjas salesas necesitan un huerto
El temporal ‘Herminia’ destrozó su canal de subsistencia en un monasterio donde conviven hermanas llegadas de Kenia y de Burundi; piden 4.500 euros en un crowdfunding
Las monjas de clausura que residen en el Monasterio de las Salesas, en Teis, lanzan un SOS de ayuda a la ciudadanía viguesa. El temporal ‘Herminia’, con vientos huracanados que llegaron a alcanzar los 120 kilómetros por hora, destrozaron su huerto ubicado en una finca aledaña al inmueble. Con ello, las 8 monjas de clausura que allí se encuentran cubrían sus necesidades alimenticias básicas, con plantaciones de lechuga, tomates o pimientos. Ahora, buscan la solidaridad de los vigueses para poder llegar a los 4.500 euros de recaudación y recuperar su pequeño invernadero, precio que se le solicita.
“No tienen infraestructuras como para realizar dulces como se hacen en otros monasterios y sin el huerto no tienen manera de vivir”, aseguró Mónica Arezana, persona que guarda una estrecha relación con las hermanas que allí viven y que la llegada de ‘Herminia’ destrozó todo: “Tenían un huerto muy básico y se abastecían de él. Ahora, depende de la ayuda de la gente”. Entonces, la nuera de Arenaza tuvo la idea de realizar una colecta pero a través de internet, para que llegase a más gente. “Pensamos en hacer una cena con amigos y entregar donativos, pero era mucho mejor hacerlo más amplio para que se conozca su actividad en Vigo, porque mucha gente no saben que existen”, apuntó.
Tras iniciar la peculiar colecta, en menos de una semana ya cuentan con más de 3.200 euros recogidos en la web Leetchi y muy cerca del objetivo fijado en 4.500 euros. Con ello, se remodelará todo el invernadero, se colocará un plástico nuevo y se instalará una infraestructura simple pero que volverá a permitir que las monjas se autoabastezcan. Además, se mejorará el gallinero para que se pueda aumentar la producción de huevos: “Antes los vendían, pero ahora alguien las denunció por ello y no pueden. A partir de ahí dejaron de comercializar con comida y pasteles porque tienen que pasar un control sanitario y son más gastos”.
La buena marcha de la colecta llegó a los oídos de las monjas, que se mostraron “contentísimas”, con la caridad recibida y que reconocen que “la gente es muy solidaria con ellas e, incluso, un carnicero les cede desinteresadamente la carne”. Aunque la edad pasa factura para alguna de ellas y los esfuerzos de las nuevas integrantes “están más enfocados en cuidar a las mayores. Por ejemplo, la coordinadora del huerto tiene 84 años y el proceso de enseñanza es lento”. La mayoría de ellas vienen de África. Sobre todo de Kenia, aunque en los últimos años han llegado dos hermanas de Burundi, un país en constante conflicto y con muchos conventos religiosos. La dificultad para la subsistencia en una forma de vida austera como predican las monjas de las Salesas se nota cuando la mayoría de la partida económica con la que cuentan va destinada a las clases de español de las que vienen de fuera. “Les estoy proponiendo que vendan flores. Que las planten en su propia finca, que es muy grande”, indicó Arenaza.
El monasterio donde residen fue construido por el arquitecto Antonio Palacios en 1942, una de sus tres obras en la ciudad. A pesar de ser monjas de clausura, algunas son destinadas a otras partes de España para llevar a cabo ciertas misiones educativas. Sobre todo a Lugo y Burgos. Su actividad, además del cuidado del huerto, pasa por el rezo, el cántico y muchas de ellas aprenden a tocar el órgano.
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