Los Misioneros de Teis están desbordados por la dura crisis
La Xunta concede a los hermanos un 35 por ciento de las subvenciones sociales a Vigo
Un hombre canoso y vestido con una camisola blanca lleva en la casa de reposo Nuestra Señora de la Salud de Teis desde su apertura en 1967: 'Antes vivía en una choza y ahora vivo en un palacio'. Para las 216 personas que moran en esta institución, regida por los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, se trata de una enorme mansión con todos los servicios vitales necesarios ,que les ha devuelto la sonrisa y la dignidad.
La delegada territorial de la Xunta en Vigo, María José Bravo Bosch, visitó ayer a los hermanos de Teis para comunicarles que percibirán una ayuda que asciende a 171.000 euros, el 35 por ciento del dinero total destinado por la Xunta a entidades que trabajan por la inclusión social en Vigo. Bravo conoce al director del centro, el hermano Donaire, desde hace muchos años: 'Con la crisis parece que hasta han reducido el tamaño de la cruz de su vestido'.
MÁS AYUDAS PESE A LA CRISIS
La subvención de la Xunta destinada a fines sociales en Vigo aumentó un 25,4 por ciento con respecto a 2011. La crisis ha ocasionado que el centro de los Misioneros de Teis se encuentre abarrotado y por encima de sus posibilidades. 'Como no hay camas disponibles, ofrecemos los sofás para dormir', afirmó el hermano Donaire. El religioso recordó los comienzos en los que 'había un chalet para 15 hombres tuberculosos en el que llegamos a vivir 50'. Hoy el complejo consta de diferentes edificios: una casa de acogida, un albergue temporal y una casa de deshabituación de drogodependientes, que cobijan un 75 por ciento de enfermos psíquicos, y otras personas con gran riesgo de exclusión social. 'Si salimos adelante es gracias a la providencia de Dios', rezó Donaire. 'Y de la Xunta', añadió Bravo Bosch.
No en vano los hermanos resisten mayoritariamente gracias a la subvención autonómica, y las donaciones particulares. 'Tuvimos la suerte de encontrar a unos señores millonarios que nos cedieron sus bienes al morir', explicó el religioso. Aunque en el centro trabajen 25 personas fijas, se nutre de voluntarios: 'Sin ellos tendríamos que cerrar, y aquí abrimos las 24 horas', reconoció Donaire.
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