Un maridaje de currículos

Y llegó el día de la puesta en escena delante de los que, con suerte, serán sus futuros jefes. Los 23 alumnos del "obradoiro" de hostelería "Terras do Miñor" se enfrentaron ayer a una jornada de puertas abiertas en la residencia de tiempo libre de Patos con el objetivo de mostrar sus habilidades a los hosteleros que hasta allí acudieron en busca de mano de obra cualificada para la cocina y el servicio de mesa. Los alumnos se encuentran en la recta final de los 6 meses de formación y el objetivo es que puedan salir ya con un empleo.

La jornada incluyó showcooking o cata y maridaje a cargo de la asociación de sumilleres de Galicia. Con tal motivo, los asistentes (la mayoría hosteleros de la zona) fueron atendidos por los 12 alumnos de la especialidad "Servicios de restaurante" y al mismo degustaron los pinchos elaborados por los otros 11 alumnos de "Operaciones básicas de cocina". "Veo pasión en ellos, más que en muchas escuelas de hostelería. Este sector es una buena salida, cada vez se valora más a un buen sumiller; ahora solo tienen que romper el miedo escénico de trabajar en sala", cometa Luis Padin, presidente de la asociación de sumilleres de Galicia "Gallaecia". Lo cierto es que Javier Pereira, propietario de Miyagi sushi de Patos, se iba con varios currículos bajo el brazo pensando en la temporada de verano, cuando doblan plantilla. "En las otras dos ediciones el grado de inserción fue de casi el 100%. El año pasado, gracias a esta iniciativa, varios alumnos obtuvieron un empleo porque llamaron la atención de algún empresario", comenta su director, José Luis Abraira.

Los 23 integrantes de este taller de empleo promovido por la mancomunidad fueron seleccionados entre 47 aspirantes del Val Miñor, muchos ya habían trabajado en la hostelería como "pinches", pero otros vienen de sectores como la construcción o no tienen ninguna experiencia laboral previa. La mayoría son optimistas gracias al tirón del sector servicios en la zona.

comedor social de lujo

Los lunes, miércoles y viernes los alumnos ponen en práctica sus conocimientos con 35 personas con escasos recursos preseleccionadas por los servicios sociales de los tres concellos miñoranos. Esos días la residencia de tiempo libre se convierte en un auténtico restaurante de lujo donde los comensales son recibidos en la entrada y, atendidos en la mesa, se les sirve un cóctel, primer plato, segundo, postre y café. "Es positivo socialmente y porque los alumnos ponen en práctica sus conocimientos de coctelería, servicio de mesa, restauración e incluso como baristas", explica Abraira.n