Marcos de la Fuente publica “Valles profecía”, versos escritos en Nueva York

Poeta y director del Festival Kerouac, exportó al Bowery Poetry Club de Manhattan del evento “Se Buscan Poetas”, cita que entre 2010 y 2015 desarrolló en Churruca, en la calle Irmandiños. 

“Este libro es un puente, sin duda, está escrito en Nueva York y publicado en España por Espasa. Es la experiencia de dejar la ciudad en la que vives e ir en busca del sueño: ser poeta en Nueva York. ¡Vaya osadía! En ella estamos, ahora más que nunca y con la publicación de este libro, se vuelve realidad todo lo imaginado”, afirma el autor. En este poemario se condensan los últimos cinco años de escritura del vate vigués. Cien páginas divididas en cuatro capítulos en los que se puede notar la evolución hacia una escritura más madura, más social, donde capa a capa se superponen emociones, familia, legado, raíces gallegas, el mar, un hogar en Nueva York y una promesa. 

“El poema es la matriz de mi existencia y la poesía, la respuesta que yo le doy a la vida, mi forma de mirar el mundo. Creo en ella y estoy convencidode que la poesía puede salvarnos, curarnos de los males de este mundo o, al menos, contribuir a hacer mejor nuestra vida. El lenguaje construye la realidad que habitamos, y mi objetivo es que esta realidad sea lo más poética posible”. El libro lleva en la portada la ilustración del reconocido artista Ricardo Cavolo, que acaba de ilustrar el Quijote de Cervantes o el Poeta en Nueva York de Lorca. “Me siento muy afortunado de que Ricardo aceptase la invitación para hacer la portada del libro. Admiro su trabajo desde hace años y creo que compartimos muchas cosas, como por ejemplo el nombre de nuestro hijo: León, que también aparece en la ilustración. Se ven las Islas Cíes y como el poeta llega a Nueva York y crece en su vida y en su trabajo poético”. La ciudad que nunca duerme tiene una gran influencia en la escritura del poeta vigués, que lleva seis años viviendo en ella. “La cinemática de esta ciudad es muy pregnante y te atrapa en el día a día. Mirando hacia arriba y viendo esos rascacielos uno piensa que todo es posible”, apunta De la Fuente.