Una madre y su hija, amenazadas de desahucio pese al escudo social en Vigo
La mujer, con un menor, será desahuciada hoy por la inmobiliaria de la entidad que se quedó con la casa en la que vive de inquilina
La situación para T.M.S. es desesperada. Esta mujer (que prefiere mantener su anonimato) y su hijo de tres años se enfrentan hoy al desahucio de la vivienda en la que residen desde 2020, cuando firmó el contrato de alquiler.
Pese a tener una vida normalizada en Coruxo con su pequeño, le ejecución hipotecaria al propietario de la casa la ha puesto en una situación límite.
Ni el escudo social prorrrogado por el Gobierno ni la nueva Ley de Vivienda, que amplía el concepto de vulnerabilidad, han tenido efecto en la entidad financiera. Después de que unos abogados vigueses, de forma desinteresada, se prestaran a pelear su caso y consiguieran paralizar el primer desahucio instado por el banco, al entender el juzgado que “no era procedente el lanzamiento”, hoy se enfrentan a una nueva orden de desalojo.
Según explican fuentes letradas, la inmobiliaria inició un nuevo procedimiento amparándose en la falta de pago de alquiler. La afectada dejó de hacer frente a las cuotas cuando el dueño, que le cobraba un precio bajo, perdió la casa. Lo hizo al verse ante una situación anómala y sobre la que no tenía información.
Sin embargo, los abogados trataron ‘in extremis’ de alcanzar un acuerdo con la parte demandante en la que esta madre se comprometía a pagar el doble de cuota de alquiler (a pesar de estar en paro) para compensar la deuda a cambio de evitar el desahucio. La inmobiliaria se negó y está dispuesta a llegar hasta el final.
La vulnerabilidad es clara para quien lleva su caso, ya que se trata de una mujer con un niño a su cargo y en búsqueda de empleo y con muy pocas opciones de conseguir un alquiler al que pueda hacer frente. Hoy, tratará de evitar el desalojo con la resolución del primer proceso en el que el juzgado de Primera Instancia le daba la razón. La vivienda está situada en una zona muy codiciada y se encuentra en buen estado, por lo que su adquisición supone un buen negocio para la inmobiliaria que, se sospecha, podría haber apalabrado ya su venta a una empresa.
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