Luis Parreño Gutiérrez: “En mi poesía el mar representa la estabilidad emocional”

Fue ferroviario por diversos destinos hasta su jubilación, aunque en Vigo se enamoró y echó raíces, con su mujer y dos hijos

Luis Parreño Gutiérrez
Luis Parreño Gutiérrez | Atlántico

Luis Parreño es poeta de vocación aunque no de oficio. Fue ferroviario por diversos destinos hasta su jubilación, aunque en Vigo se enamoró y echó raíces, con su mujer y dos hijos. Ha publicado “Desvaríos de amor y luna”, a caballo entre el mar y los campos de Castilla.

¿Cómo llega a Vigo siendo de un pueblo de Ciudad Real?

Llegué a Galicia en 1970 como aprendiz ferroviario a un colegio que aún existe en Villa García, en Bamio. Allí estuve del 70 al 73. En 1973, un puesto de trabajo en Vigo me permitió trasladarme y trabajar aquí. Comencé a vivir con amistades nuevas, me enamoré, me casé aquí y, a lo largo de mi carrera ferroviaria, estuve en varios lugares del país hasta conseguir el traslado definitivo a Vigo, donde finalmente me jubilé.

En el poemario manifiestas una relación profunda con el mar.

Al llegar a Galicia, conocía el Mediterráneo, pero no este mar. Un día, en la balconada del colegio, vi a unos hombres trabajando en lo que parecía tierra, pero era el mar bajando con la marea. Un compañero que era cántabro me explicó que eran mareas vivas y eso me dejó maravillado. Desde entonces, me enamoré del mar.

¿Qué papel cumple en tu poesía?

Para mí, representa estabilidad emocional.

Vienes de una tierra literaria…

En mi pueblo, Alcázar de San Juan, hay un litigio histórico con Alcalá de Henares sobre el nacimiento de Miguel de Cervantes.

En “Desvaríos de amor y luna” se percibe el amor desde una perspectiva serena, madura. ¿Cómo cambia la visión del poeta con el tiempo?

Cambiamos al ver el mundo y a la gente que nos rodea. El amor que expreso en mis versos no subyuga a los demás. Los poetas somos un poco marginados, pero sigo escribiendo lo que siento, guiado por la sensatez. O la insensatez.

En el poemario también hay una cierta reiteración sobre el amor, el amanecer y el despertar, lo cotidiano que se une a lo fugaz.

Son cosas que a veces no se disfrutan, porque las tienes ahí, pero que hay que valorar.

A la hora de elaborar el poemario, ¿cómo afrontas tanto el proceso creativo de escritura, lectura y reescritura, como la selección del material que publicas y el que desechas?

El método de escritura que tengo es papel sucio y un lapicero. Todo eso pasa a un cuaderno. Ese cuaderno sigue un orden del 1 al 108, por ejemplo. Hago una selección por números, por afinidad, por las que mejor me suenan. Y te voy a ser sincero, quien me ayuda es mi mujer, es la que me dice si le gusta o no.

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