La lonja más nueva y peculiar de Vigo
Canido es el mercado de pescado más artesanal y digital pese a su pequeño tamaño
La lonja de Canido cumple ya dos años desde su reapertura, un proyecto impulsado por la Cofradía de Pescadores de Vigo para revitalizar la actividad pesquera tradicional en esta zona y acercarla a los consumidores a través de un punto de venta directa similar a una pescadería a escasos metros de donde los barcos descargan sus capturas. Además de apostar por lo tradicional, también buscó nuevas fórmulas de llegar a estos compradores adaptadas al tiempo digital, con un millar de personas suscritas ya a sus canales de WhatsApp (698 19 75 01) para recibir información cada día de los pescados y mariscos que llegan a la lonja y hacer sus reservas.
Iago Soto, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Vigo, explica que “Canido es un puerto muy pequeñito, donde hay embarcaciones de artes menores, muchas dedicadas a la nasa del pulpo casi todo el año, y otras que utilizan artes como el boliche para el calamar o los trasmallos para la centolla”. La flota opera en bancos de pesca cercanos, lo que reduce al mínimo los desplazamientos y garantiza la frescura del producto.
La lonja había caído en desuso y en 2019, tras el derrumbe del tejado, la Cofradía de Pescadores decidió darle una nueva vida al proyecto. Con el apoyo de Puertos de Galicia y fondos europeos, se reconstruyó y equipó. “La idea fue aprovechar esta oportunidad para crear un modelo de venta directa, primero a restaurantes de la zona y luego al público general”, explica Soto.
Desde entonces, los pescadores venden sus capturas directamente en la lonja, eliminando intermediarios. “Literalmente, desde que se descarga el pescado hasta que llega a la lonja hay apenas 20 metros, la gente puede venir, ver el proceso de descarga y comprar directamente”, añade. Los consumidores también pueden presenciar todo el proceso, desde la llegada de los barcos hasta la preparación del producto para la venta. “Se trataba de crear algo transparente, con alta trazabilidad, donde la gente pudiera ver cómo funciona todo”, señala Soto. La recuperación de la lonja también tuvo un impacto social. “Dinamiza la zona, da servicio a la ciudadanía local y aumenta los ingresos de los pescadores, que ahora se quedan con casi todo el precio de venta final, sin intermediarios”, destaca Soto. Además, el proyecto fomentó una mayor integración de los pescadores. “Son familias de la zona, gente conocida, pero antes era un mundo un poco apartado, ahora hay más contacto con el público y se sienten más parte del barrio”, añade.
Aunque la lonja ya está plenamente operativa, la Cofradía quiere dinamizar más Canido, implicar a los pescadores en iniciativas sociales, ambientales, y colaborar con proyectos de investigación. También se plantean ampliar el mercado local, aumentar el número de restaurantes colaboradores y organizar más actividades.
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