Lois Castrillo: "Nunca se me planteó traer el 'Prestige' al puerto de Vigo, ya sería el colmo”

Lois Castrillo fue alcalde entre 1999 y 2003.
Lois Castrillo fue alcalde entre 1999 y 2003.

Hace ahora 20 años, Lois Castrillo (Vigo, 1961) era alcalde de Vigo, el primero de una formación nacionalista y el único hasta el momento. Y en eso llegó el “Prestige” y el chapapote a las puertas de la Ría. En la actualidad trabaja externamente para la Diputación y continúa en el BNG.

¿Cómo ve todo lo ocurrido 20 años después?

Después de 20 años lo sigo recordando con emoción, fueron momentos que quedan grabados, un momento en la vida de la sociedad viguesa y gallega porque hubo respuesta social a un problema que las administraciones competentes no abordaron; demostraron insensibilidad muy grande e incompetencia y todavía me siento orgulloso de cómo respondió la sociedad. A veces se dice que la sociedad civil está muerta, pero hubo una respuesta masiva ante el desastre. Recuerdo cómo respondió la gente y la sensibilidad a un problema que vino dado. No es como la pandemia, fue por incompetencia, lo recuerdo con emoción.

¿Y si pasara lo mismo ahora algo así, otro petrolero ante la costa, qué cree que ocurriría esta vez?

Si pasara igual, entonces es que no se avanzó nada, que el sistema de seguridad marítima y de desastres estaría igual que hace 20 años y eso sería preocupante. En segundo lugar, la respuesta entonces fue ante tanta incompetencia e insensibilidad, y la respuesta social sería ahora aún mayor, porque hay más sensibilidad hacia los desastres naturales. En todo caso, depende de las circunstancias. Hace unos años hubo incendios cerca de Vigo y la gente reaccionó de la misma manera, hay más sensibilidad por las agresiones al medio, por los desastres de todo tipo y más sensibilidad a la hora de responder ante la incompetencia de las administraciones.

¿Qué papel jugó en la crisis el Concello de Vigo que usted presidía?

Nosotros jugamos, por una parte, el papel de canalizar la indignación ciudadana y del clamor ciudadano, y en nuestras competencias organizamos y apoyamos protestas, y también ofrecimos ayudas, donde había afectados, en Muxía y otros alcaldes de allí, canalizando el voluntariado a las Cíes, tratando de canalizar las energías sociales. El Concello estuvo a la altura o más allá de sus responsabilidades, porque lo que tiene que ser el Concello es ser portavoz de una dinámica ciudadana, y eso nos trajo enfrentamientos con otras administraciones, pero era algo que había que hacer.

¿Cuál fue para usted el peor momento?

Los primeros días. Estaba con Amador Fernández -concejal del BNG- en la Delegación del Gobierno en Coruña, y ya nos avisaron que había un problema con un barco, y nos dijeron que se iba a ir a pique, sabíamos que estaba por aquí. Peor aún fue cuando descubrimos que estaba el chapapote en la boca de las Cíes. Amador y Julio (Alonso, vicepatrón de la Cofradía de Pesca) fueron en su barco a la boca de la Ría y se encontraron físicamente con el chapapote. Fue una angustia, vimos que estaba allí, no era un vertido corriente, esa amenaza sí fue de auténtica angustia. Al poco exigimos que se tomaran medidas, porque veíamos que entraba en la Ría, aunque no fue así, las Cíes nos salvaron, sirvieron de parapeto.

¿Le hablaron en algún momento o le pidieron opinión de traer al “Prestige” a la Ría de Vigo? ¿Se habría negado?

Nunca se planteó eso, nadie lo planteó, para nada, ni a mí se pasó por la cabeza traer el Prestige. Nunca se planteó esa cosa ni se me ocurrió que pudiera venir aquí, ya sería el colmo.

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