Educación
Una figura esencial en las aulas
Lisbeth Rojas nació en San Juan de los Morros, conocida como la Puerta del Llano, en Venezuela. Estudió Derecho en la Universidad Bicentenaria de Aragua, donde se graduó en 2003. Desde entonces he ejercido como abogada, una profesión que ha definido su vida personal y profesional. En Venezuela era propietaria de su propio despacho jurídico Rojas Reno & Asociados. “Ese proyecto nació allí, se consolidó en mi país y emigró conmigo. No es un nombre nuevo: es la continuación de mi trayectoria profesional construida desde Venezuela”.
¿Por qué decidió emigrar?
La decisión de emigrar no fue impulsiva. En 2007, ante la situación social, política y económica que atravesaba Venezuela, algo público y notorio, tomé una decisión visionaria: buscar un país donde pudiera vivir, crecer y ejercer con estabilidad y seguridad. Antes de dar el paso hicimos un estudio serio. En Venezuela siempre llamábamos “gallegos” a todos los inmigrantes españoles, y siempre admiré cómo llegaron, trabajaron y construyeron una vida digna en mi tierra. Llegó un momento en el que pensé: “Ahora nos toca a nosotros demostrar de qué estamos hechos.”
¿Por qué Vigo?
Evaluamos varias opciones, incluida Valencia —por afinidad y por la cercanía del nombre con una ciudad venezolana—. Pero estudié a fondo la cultura gallega. Se decía que los gallegos no eran muy abiertos al principio, pero sí trabajadores, nobles y constantes. Y pensé: con ese carácter me siento identificada. Elegimos Vigo, y fue la decisión correcta. Este 28 de noviembre cumplimos 18 años en España, y he visto crecer esta ciudad tanto como yo he crecido en ella. Los inicios fueron muy duros: primero vivimos en un hostal, luego en una habitación, después en un pequeño piso… hasta llegar a donde estamos hoy: viviendo en con vistas a la Ría y dirigiendo un despacho maravilloso en avenida García Barbón 22.
¿Cómo fueron sus inicios e integración en Galicia?
Emigrar no es fácil. Quien diga lo contrario no está contando la verdad. No teníamos familiares ni contactos en Galicia: éramos tres personitas perdidas en Vigo, aprendiendo todo desde cero. Pero vinimos con una convicción profunda: “Queremos comer, vestir y sentir como viven los gallegos.” Queríamos integrarnos de verdad, no vivir al margen. Y Galicia nos adoptó. Hemos recorrido la comunidad entera y puedo decir con certeza que es una tierra hermosa, diversa y profundamente humana. Sí, llueve mucho, pero su esencia es única.
¿Cómo fue revalidar el título y el regreso a la profesión?
En 2012 revalidé mi título de abogada. Tuve que presentar diez materias, justo antes de que se implantara el Plan Bolonia. No tuve que hacer el acceso adicional —aunque hoy sinceramente lo recomiendo— porque cuando venimos de nuestros países, debemos asumir que aquí todo funciona de forma distinta y que hay que estudiar de nuevo. La homologación no es un simple trámite: es un acto de voluntad, humildad y disciplina.
¿En qué está especializado su despacho?
El 80% de nuestra carga de trabajo está dedicada al Derecho de Extranjería. Nos hemos convertido en un despacho de referencia porque conocemos la migración desde dentro y entendemos lo que significa regularizarse, legalizarse y establecerse en un nuevo país. También trabajamos Derecho Penal y Civil, porque los extranjeros —igual que cualquier persona— se casan, se divorcian, enfrentan conflictos o requieren trámites cotidianos.
¿Cuáles son los casos de extranjería más demandados?
El Derecho de Extranjería es un abanico enorme. Solo recientemente hemos tramitado más de 15 permisos de residencia desde origen, lo que demuestra que, con buena asesoría, se puede emigrar legalmente y sin sufrimiento.
¿Qué opinión tiene sobre la normativa de extranjería?
La nueva normativa ha flexibilizado procesos que antes eran excesivamente engorrosos. Un ejemplo claro es el antiguo informe de inserción social, difícil de obtener y desigual según el municipio. Hoy ya no es necesario para ciertos arraigos. También se han aligerado otros requisitos, permitiendo una regularización más realista y humana. Pero esta flexibilidad exige algo esencial: formación. En nuestro despacho hemos debido resolver auténticos “entuertos” generados por asesorías no cualificadas. En extranjería no se trabajan papeles: se trabaja con vidas. Un error puede arruinar el permiso de residencia de una persona que confía su futuro a tu conocimiento.
¿Cómo es la comunidad venezolana en Vigo?
Es trabajadora, respetuosa, agradecida y profundamente integrada. Aportamos talento, esfuerzo y cultura en múltiples sectores: hostelería, salud, comercio, servicios, emprendimiento y profesiones jurídicas Somos una comunidad que suma y que ha encontrado en Vigo un hogar donde crecer, aportar y agradecer
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