Jardines privados de Vigo abren al público sus camelias

Jesús Costas abrió las puertas de su casa para mostrar su selección de más de 250 ejemplares en un experiencia pionera

Publicado: 17 feb 2025 - 06:10 Actualizado: 17 feb 2025 - 11:27

Costas, con la camelia Cidade de Vigo.
Costas, con la camelia Cidade de Vigo. | Jorge Santomé

Japónica o híbrida; simple, doble o peonía; rosas, blancas, rojas o casi negras y más de 3.000 tipos de plantas desde la “Dona Herzilia de Freitas Magalhaes”, la “Royalty”, “Angélica Vieira” o a las variables con nombres vinculados a esta urbe como la “Olívica”, “Ría de Vigo” o “Cidade de Vigo” con el resultado del cultivo y la experimentación con las camelias. La fascinación que despiertan es cada vez mayor y prueba de ella fue la gran aceptación que tuvo ayer la visita guiada al jardín particular de Jesús Costas en Lavadores. Por primera vez y a iniciativa de la Asociación Española de la Camelia, en colaboración con la Diputación provincial, se organizó un recorrido guiado por una plantación privada viguesa, al margen de los grandes cultivos de los pazos. Coordinada por Manuel Cabada, la iniciativa agotó el aforo de los dos turnos. 

Trabajador de la banca, el anfitrión reconoce que le gustó esta flor desde pequeño. Conserva la primera camelia en su casa familiar de Bembrive. “La plantó mi abuelo y calculo que tendrá unos 130 años; siempre me llamó la atención porque está junto al muro y sus raíces no levantan los cimientos”. Así, hace 40 años probó con los primeros ejemplares en su jardín y sin querer le entró el gusanillo hasta convertirse en uno de los cultivadores de referencia de la asociación, habitual de las exposiciones internacionales en Galicia. La próxima edición será entre el 22 y 23 de este mes en Pontevedra. 

“Cuando empecé, por esta zona había las variedades de siempre y compré en California 50 ejemplares de modalidades muy diferentes, que ahora ya se ven aquí también. Llegaron en avión y tuvieron que pasar la certificación fitosanitaria, un lío, para ahí están, se adaptaron muy bien”.

Con pétalos rosas y blancos luce en dos zonas del terreno la ya comentada “Cidade de Vigo”. Esta modalidad japónica fue registrada en 1985 polo cultivador portugués Alfredo Moreira da Silva, un enamorado de esta ciudad que le dedicó esta producción.

Alex Leiro fue uno de los participantes en esta pequeña ruta de la camelia: “Aquí en Vigo vivo en un piso, pero en la casa de mis padres, en Sanxenxo, tenemos camelias y siempre me ha interesado desde el punto de vista botánico y toda la cultura del te que hay alrededor de esta flor”.

Otro de los asistentes, el coleccionista Aquilino Rosario González, se declara amante de las camelias. “Imagina si me gusta que tengo cuatro floristerías con ese nombre”. Acudió a la convocatoria de la asociación con un objetivo: identificar una especie que le habían regalado, con olor a rosa. “También está en este jardín, es una japónica HIG frangance”, apuntó finalmente.

Foto de grupo de los participantes en la primera visita de ayer.
Foto de grupo de los participantes en la primera visita de ayer. | Jorge Santomé

El clima y los terrenos de las Rías Baixas son propicios para el cultivo de un árbol procedente de Japón que se cree, llegó a estas tierras a través de Portugal. El desarrollo de las camelias varía según el gusto del cultivador. El anfitrión las poda para mantener un tamaño controlado y regularmente corta las ramas que van sobresaliendo. “Las camelias son unas flores bonitas y con un gran variedad, que duran muy poco, pero el secreto para conseguir su mayor esplendor es regarlas, cuidarlas y abonarlas”, concluye Costas, tras un recorrido de algo más de dos horas.

“Queremos promocionar la sinensis, la camelia del te”

Durante la visita, la Asociación Española de la Camelia organizó una degustación de te de camelia sinensis, una variedad que es cultivada por la Estación Fitopatológica Areeiro. “Queremos promocionar su cultivo entre los asociados”, afirmó Cabada. Con todo, la repercusión económica de la camelia en Galicia alcanza los 7,5 millones con fines ornamentales en exportaciones a Europa central. “Las importan con cincuenta centímetros y las conservan durante los dos meses de floración, luego las desechan”, explicaron fuentes de la asociación. La más antigua de Galicia se encuentra en Santa Cruz de Ribadumia, ya que está registrado que en el siglo XVIII ya media siete metros. Le sigue “Matusén”, el ejemplar de más de 200 años que se conserva en el pazo de Castrelos.

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