Isabel Dobarro: “Recibir premios siempre es un aliciente, pero también es una responsabilidad”

Isabel Dobarro (Santiago,1992) está considerada una de las pianistas españolas con más proyección internacional y ha repartido su talento por todo el mundo. Ha sido considerada por la revista Telva como una de las diez mujeres españolas más influyentes del siglo XXI y ha sido invitada a hablar en la Women Now Conference junto a su Majestad la Reina Letizia. Actuará el próximo 15 de diciembre en el Teatro García Barbón para presentar su trabajo ‘Kaleidoscope’, premiado con un Latin Grammy en la categoría de Música Clásica.

Concierto el día 15 de diciembre en el Teatro García Barbón. ¿Es especial tocar cerca de casa?

He estado varias veces, creo que este será el cuarto concierto que haré en Vigo. Cada vez que voy es especial, estoy muy emocionada de tocar cerca de casa. Recuerdo ir a Vigo de pequeña, tengo algunos recuerdos de la infancia allí. Iba mucho con mis padres. Cualquier concierto en Galicia siempre es especial y lo tomo con muchas ganas.

Premiada con un Latin Grammy recientemente. ¿Le pilló de sorpresa?

Fue una sorpresa tremenda. Ya la nominación fue increíble. Estar entre los cinco mejores en música clásica es algo muy difícil y no me lo creía. Estuve llorando de felicidad y emoción con mi marido toda la tarde cuando me nominaron. Pero confiaba mucho en mi proyecto ‘Kaleidoscope’. Fue un proceso trabajado de más de tres años, eligiendo el repertorio, las composiciones… Y muchísimo trabajo.

¿Ayudan esos premios a la motivación o no le da importancia?

Recibir premios siempre es un aliciente, pero también es una responsabilidad. El anterior español que lo logró en mi categoría fue Plácido Domingo en 2014. Pero estar en contacto, recibirlo en Las Vegas fue como abrir otra puerta al mundo. Eso sí, no hago música pensando en los premios. El objetivo final es visibilizar esa composición de las mujeres. Pero se agradecen.

Trasmitir a través del piano, ¿qué es necesario tener?

Tocar el piano tiene muchos mensajes universales. Es un diálogo con la cultura, con las raíces. Como puede ser el folclore. Al final las emociones se mueven, esa es la idea. Tocar una música intimista. Para ello, mostrar sensibilidad es importante. Es muy diferente a los ritmos latinos. Agradezco que el oyente se sienta identificado con mi música, que vea ese reflejo y lo transforma en experiencia emocional. La base de la música clásica es conseguir una conexión emocional con el público.

De pequeña, ¿soñaba con conseguir todo lo que ha conseguido hasta la fecha?

Nunca pensé eso. Ni soñarlo. Tampoco le daba mucha importancia cuando empezaba. Hubo momentos donde podía llegar a atisbar el verme en los grandes escenarios del mundo, con mi música. Era un contexto donde Santiago y la Galicia de los años 90 había una actividad cultural y musical extraordinaria. Pasaron Luciano Pavarotti, José Carreras… Crecer en ese ambiente me permitía ver eso. Pero lo que llegué a conseguir excede de cualquier sueño. Y todo gracias al camino andado con calma, al buen trabajo en cada proyecto. Y poco a poco. Empezar en Santiago. Luego Vigo, Madrid… Ir superando barreras. Planificar a diez años para una niña no es buena idea, lo fundamental es el camino.

Eso conlleva mucha constancia.

Exacto. Te da libertad, ayuda tener dedicación. Además, me encuentro en un contexto donde realizo muchas cosas a la vez. Entonces, la constancia y disciplina es vital. Pero yo añadiría otro punto: la familia. Que me apoye mi marido, mi familia, mis amigos… Ese cuidado es muy importante.

¿Le queda a Isabel Dobarro algún sueño por cumplir en el escenario?

Muchos. No me pienso retirar ahora (se ríe). De hecho, estoy muy motivada. Lo bonito de cualquier carrera musical, en este caso con el piano, es que puedes aprender cosas nuevas en cualquier momento. Da mucho pie a la creatividad. El año pasado se podría decir que ya cumplí un sueño al tocar en el teatro Colón de Buenos Aires. Me presenté por el fallecimiento de Claudia Montero, ganadora de cuatro Latin Grammy, porque le prometí una vez que iba a tocar allí. Y así cerré un círculo. Pero me quedan mucho más por perseguir. He tenido la suerte y el privilegio de tocar en muchos sitios, pero todavía me quedan muchos más por tocar. Y tener un público diverso es una suerte. La música viaja por todo el mundo.