La ilusión pudo con la lluvia: masiva afluencia a la Cabalgata de Vigo

La música se mezclaba con la bocina del coche de bomberos y el destello de luces brillaba por cada esquina. La Cabalgata estática en el Ifevi tuvo una gran acogida entre los vigueses y los vecinos de todo el área. Diez carrozas con grupos de animación ocuparon las dos naves centrales del recinto ferial. “Entiendo que otros concellos hayan tenido que adelantar la llegada de los Reyes porque no tienen un lugar como el Ifevi, a cubierto y con calefacción, en Vigo, la Cabalgata se celebró el día que tiene que ser”, afirmó ayer el alcalde Abel Caballero, tras una primera visita por la mañana. “Sus majestades me felicitaron, la hicimos el día tradicional”. 

Admitiendo las inevitables retenciones de la AP-9, calculó que a lo largo del día participarían en el recibimiento a Melchor, Gaspar y Baltasar unas 36.500 personas durante las seis horas que permaneció abierto, 15.000 solo por la mañana. “En todo momento, por motivos de autoprotección contamos a los que entran y a los que salen para que haya el aforo adecuado”, indicó el regidor satisfecho con su primer 5 de enero en el Ifevi que calificó “de extraordinario”.

Al abrir a las puertas se organizó un recorrido circular, pero la inercia de los asistentes llevo a dejar libertad de movimiento. Inspirado en cuentos infantiles y leyendas navideñas, al final del itinerario se situaron las cinco carrozas del Concello: la de Baltasar, ambientada en “El zapatero de trasnos”; la de Gaspar, con el muñeco de nieve gigante; la de Melchor, dedicada a la reina de las Nieves; la de la cartera real, con el hada de Año Nuevo y la de la Policía, con decoración del “Cascanueces”.

Entre las otras cinco carrozas de iniciativa privada la novedad llego con Coterena, la empresa del metal que participó por primera vez. Lo hizo con un barco de contenedores lleno de regalos y un grupo de baile. Un elefante gigante articulado, el Grinch o el soldadito de plomo protagonizaron el séquito. Por la mañana se entregaron los caramelos en mano, pero por la tarde se lanzaron al paso de los asistentes.

En declaración a los medios, Caballero desveló que su carta a los Reyes incluye un deseo: “Que Vigo siga la marcha que tiene ahora con la tasa de crecimiento más alta de España, ya que la industria tira fuerte, se completa con los fondos europeos que generan economía y con el sector servicios que se sale”. Afirmó que el fin de semana pasada visitantes de la Navidad de Vigo tuvieron que dormir a cien kilómetros, “en Santiago y en Ourense porque no había sitio en los hoteles. Es una nueva forma de vivir estas fechas, de la que esta Cabalgata también forma parte”.

“Niños, hay que comer más frutas y verduras”

El alcalde subió por la tarde para hacer entrega a la llave de la ciudad a los Reyes que tomaron animaron a los niños a irse pronto a dormir. Melchor, que por la mañana tenía un parecido razonable con Eduardo Pérez, del CRAC de Coruxo y que por la tarde recordó a Javier Touza, de Arvi, les prometió regalos para todos. Gaspar, con aire a Pablo Moreiras, de San Andrés de Comesaña y a Chema Rodríguez, de Recalvi, les confesó que no habrá mucho carbón “porque este año la carroza que lo traía se estropeó”. Finalmente, Baltasar, que podría ser familiar de Henok Abalde, del Gran Peña, pidió a los niños que fueran buenos y les recordó “hay que comer más fruta, legumbres y verduras, además de tomar los jarabes”. La Cartera real, con un físico entre Nieves Alonso, del Xestas y Espe Simón, del Club Ciclista de Teis, estuvo acompañado por la paje real, que podría ser la doble de la entrenadora del Seis Nadal, Marta Espantoso. “Me habéis dejado muchas cartas y como veo que os habéis portado muy bien se las voy a pasar todas a sus majestades”, apuntó la Cartera.

Abel Caballero dio acceso a los todos hogares de la ciudad con la llave maestra para que Melchor, Gaspar y Baltasar pudiesen entrar en las casas. Se despidió de los niños y familiares, diciéndoles “estoy muy orgulloso de todos, de los niños, las mamás y los papás, las abuelas y las familias”. Sus majestades de Oriente volvieron a subir a las carrozas para seguir recibiendo las peticiones de los más pequeños, con susto incluido, ya que Melchor puso mal el pie y cayó de la pasarela.