Los hosteleros alertan sobre el "descontrol" el fin de semana

nnn Sol, unas temperaturas más que agradables para finales de febrero y la reapertura de la hostelería en pleno viernes tras tres semanas de cerrojo funcionaron como el caldo de cultivo idóneo para la explosión de "una tormenta perfecta", o al menos este es el argumento trasladado desde la asociación de empresarios y comerciantes del Val Miñor, Ovalmi, en relación a las aglomeraciones vividas durante el fin de semana en diferentes establecimientos de la comarca. En este sentido, hacen un llamamiento a la cautela para que la situación se lleve de manera controlada ante el parte meteorológico previsto para mañana sábado y domingo, al augurar condiciones similares a las vividas durante las primeras jornadas de reactivación.

Jose Ángel González, vicepresidente de Ovalmi, incide en que las medidas adoptadas fueron muy encima de la fecha de comienzo del sector, sobre todo y teniendo en cuenta que la publicación del Diario Oficial de Galicia no se produjo hasta 24 horas antes de la apertura. Este hecho motivó un cierto desorden debido al desconocimiento de la "letra pequeña" por parte de no pocos hosteleros. El poco margen para procesar las medidas derivó en el incumplimiento de diversos puntos como la obligación de montar la totalidad de las mesas de terraza inutilizando aquellas que incumplen las distancias dando una sensación de lleno en los espacios. Un aglutinamiento de personas percibido de modo similar por los agentes de la autoridad que intervinieron en repetidas ocasiones alertados por las supuestas aglomeraciones. "La decisión se anunció un lunes pero no fue hasta el viernes cuando pudimos abrir al público, el DOGA salió publicado ese mismo jueves y a muchos los cogió a pie cambiado", incide González.

Propietarios de varios establecimientos de Nigrán incidieron en la actitud intolerante de algunos clientes que no comprendían como no les daban mesa sin reserva previa pasadas las 16 horas o directamente la ralentización de los servicios. "Pedimos un poco de tolerancia y sobe todo paciencia, muchos negocios tienen parte de sus plantillas en ERTE y el rendimiento no es el mismo", indican.

En este sentido y en nombre del sector , González considera que las franjas horarias impuestas no hacen más que alimentar la concentración de gente. "Todos están deseosos de salir en cuanto sale un rayo de sol, todos quieren sentarse en una terraza o comer en un restaurante en un margen de tiempo muy acotado", explica. Jose Ángel González es propietario de una jamonería en Playa América y lleva con la puerta cerrada desde noviembre, ya que su modelo de negocio funciona de 19 a 23 horas. "No puedo obligar a mis clientes a que vengan de mañana por ello llevo meses sin facturar", finaliza. n