Hostales de Vigo optan por el uso residencial para evitar el nuevo registro

El sector turístico de la ciudad afronta con resignación y dudas la nueva normativa que pide más datos de los clientes a la hora de entrar en los establecimientos

Registro de una clienta en el mostrador de la recepción de un hotel de Vigo esta misma semana.
Registro de una clienta en el mostrador de la recepción de un hotel de Vigo esta misma semana. | Vicente Alonso

Tras superar la primera temporada alta de actividad tras la entrada en vigor de la nueva normativa de registro de datos con la Navidad, los hoteles de Vigo hacen balance de su adaptación. Las conclusiones, en su mayoría, apuntan a una resignación generalizada, acompañada de críticas hacia las exigencias, consideradas desproporcionadas e innecesarias. Además, representantes del sector cuestionan la legalidad de la norma y están explorando vías judiciales para revertirla. En algunos casos, el impacto económico y operativo de estos cambios llevó a algunos pequeños negocios incluso a transformarse en alquileres de habitaciones para uso residencial, ya que la presión económica que supuso la adaptación a la normativa es un factor que llevó a negocios a replantearse su modelo.

El Hostal Airiños, por ejemplo, optó por dejar de operar como hostal y pasarse temporalmente al alquiler de habitaciones para uso residencial. Según sus responsables, la inversión necesaria para cumplir con los nuevos requerimientos fue uno de los factores que tuvieron en cuenta al no verla asumible, especialmente a partir de hora durante la temporada baja. “Vamos a ver si este nuevo modelo funciona; si no, valoraremos volver al de hostal”, explican. En el sector también temen que esta normativa podría incentivar el crecimiento de los pisos turísticos no registrados, que operan al margen de estas exigencias legales.

Desde el pasado mes de diciembre, los establecimientos están obligados a recoger y almacenar durante tres años un volumen considerable de datos de sus clientes, que incluye DNI, datos de contacto, bancarios y de todos los ocupantes de una reserva. Iván Sánchez, presidente de la Asociación de Hoteles de Vigo (Ahosvi), asegura que esta adaptación supuso “un reto técnico y económico” para los negocios, especialmente para los más pequeños. “Hemos hecho la inversión, pero seguimos pensando que este sistema no aporta valor ni a los clientes ni a nosotros como sector”, explica. Según Sánchez, los establecimientos han superado ya el golpe inicial que supuso la medida, aunque el malestar persiste, especialmente por la carga operativa añadida.

Por su parte, César Sánchez Ballesteros, presidente de la Federación Provincial de Turismo (Feprotur), cuestiona abiertamente la normativa y el procedimiento de su aprobación. “Esto debería haberse discutido en el Congreso y el Senado, no aprobarse mediante un real decreto de urgencia. Estamos organizándonos con la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) y otras entidades nacionales para reclamar su retirada, y confiamos en que los tribunales nos den la razón”, afirma. Ballesteros también destaca que la falta de un reglamento que aclare dudas operativas dificultó aún más la aplicación de la norma, especialmente en pequeños establecimientos con recursos limitados. 

La norma generó algunas colas y quejas en Navidad

La complejidad de la normativa también generó algunas quejas entre los clientes, según señala Feprotur. Los retrasos en los registros, las largas esperas en las recepciones en Navidad y la solicitud de datos que no siempre comprenden han generado molestias. “Hemos tenido casos en los que algunos huéspedes, especialmente extranjeros, no entendían por qué tenían que proporcionar toda esta información. En otros países, como Alemania, ni siquiera es necesario presentar un DNI para alojarse”, apunta Ballesteros.

Además, los sistemas informáticos no siempre han estado a la altura de las exigencias. La Federación señala que, en muchos casos, se producen errores al procesar datos internacionales debido a caracteres que los sistemas no reconocen. “Han dicho que solo había que añadir dos o tres datos más, pero la realidad es que se pasó de 10 a más de 30 campos. Esto no es asumible para muchos pequeños negocios”, critica Ballesteros.

Aunque el seguimiento por parte de las autoridades parece haber sido relajado en los primeros meses de aplicación, las sanciones por incumplimiento, que pueden llegar a 30.000 euros, mantienen al sector en alerta. Iván Sánchez reconoce que, hasta ahora, no se han registrado controles en los establecimientos de Vigo, pero insiste en que “la ley es la ley” y nadie puede descuidarse. Desde Feprotur, Ballesteros concluye que el impacto de esta normativa podría haberse evitado si se hubiera planteado con un enfoque más gradual y consensuado. “Seguiremos luchando por revertirla. Este exceso de control va contra la libertad de las personas y genera una situación complicada para los pequeños negocios”, subraya.

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