El “Hidria Segundo” navegará a vapor por las Rías Baixas

La embarcación de vapor “Hidria Segundo”, amarrado en Vigo y utilizado como museo y patrimonio marítimo, será próximamente utilizado también para travesías por las Rías Baixas. Un movimiento único para el último ‘superviviente’ que funciona a vapor en España. Así lo anunció el presidente del Puerto de Vigo, Carlos Botana, en la jornada sobre protección del patrimonio marítimo que se realizó ayer dentro de la propia infraestructura y que contó con varias asociaciones vinculadas al mar. “Se pondrá en funcionamiento dentro de poco, este barco es historia de Vigo y no podemos perder nuestra alma”, aseguró el presidente del puerto. Una noticia que también valoró la directora xeral de la consellería do Mar, María Villaverde, apuntando que “no hay mejor escenario para debatir sobre la conservación que este lugar, espero poder ver navegar al “Hidria Segundo” pronto. La embarcación, construida en 1905 y a punto de ser despiezada en 1997, volverá a funcionar aunque su puesta en marcha no será sencilla. Estará enfocado en viajes a modo recreativo y visitas formativas para dar a conocer el patrimonio industrial.

Las ponencias, organizadas por la fundación Traslatio, centraron sus reivindicaciones en la poca atracción de los jóvenes hacia la conservación del patrimonio marítimo y el necesario apoyo de las administraciones. Trabajos como la carpintería marítima o el cuidado de las embarcaciones de menor tamaño, más sostenible con el medio ambiente, hacen que el sector se mantenga, aunque tocado. Ramón Collazo, de Agalcari, Víctor Fernández, de Culturmar, Fran del Buey, de Fundación Terrum y Óscar Fuertes, de la Universidad de A Coruña, fueron los ponentes en este acto. 

Collazo, carpintero de barcos de Ribeira, señaló su profesión como una “seña de identidad que está en riesgo”, con un conocimiento que antes se traspasaba de padres a hijos y ahora “se cortó esa comunicación, por tanto necesitamos formación para que exista el relevo generacional”. Una premisa en la que todos coincidieron fue en la necesidad de reconocimiento por parte de la sociedad y las administraciones, así como reconocer el mar como cultura. “Se necesitan movimientos positivos, pero nos encontramos con mucha inactividad de las administraciones y si no hay una función, se acaba perdiendo".