Una ‘habitación’ en la calle
Una persona sin hogar reside en una parte cubierta de un edificio desde hace años, con sus pertenencias ordenadas y el espacio limpio. “No es un lugar para vivir pero él lo cuida”
Encontrarse con él no es fácil porque “se levanta muy pronto y solo viene a dormir”, explican vecinos del entorno de Fátima. Hablan de la persona que reside en una parte semicubierta de un edificio desde hace al menos cuatro años y que llama la atención de los viandantes por el orden y la limpieza. Todos los efectos personales están colocados, el colchón de pie aireado, unas sillas con las mantas y sábanas dobladas y hasta perchas con ropa colgada, además de una botella de lejía para limpiar lo que ha convertido en su “habitación”.
Varios residentes en la zona coinciden en que no han tenido constancia de quejas al respecto. Es más, uno cuenta que “antes en este lugar había de todo, suciedad, venía gente por la noche, pero desde que está él, todo eso se acabó”.
Sobre sus circunstancias personales, poco o nada se sabe. “Sí que estuvo servicios sociales y Cruz Roja, pero él sigue ahí, y la verdad es que no es un lugar para vivir aunque él lo cuide, hace frío y la lluvia entra, por muy limpio y ordenado que lo tenga es la calle y es una lástima que haya gente que tenga que vivir en esas circunstancias”, comenta otro vecino.
Quienes lo ven a diario señalan que el hombre, de unos 60 años aproximadamente, es muy correcto, “no es de los que tengan una problema de bebida o adicción, no le verás nunca bebiendo ni orinando en la calle, utiliza botellas que después tira".
Incluso en la parroquia de Fátima, la ‘habitación’ en la calle ha llamado la atención. El propio sacerdote asegura que “me preocupa mucho su situación porque no es forma de vivir”. A él también le sorprendió en su momento ese espacio “pero es muy difícil encontrarse con él, porque parece que solo va a dormir, he ido a horas diferentes y no he conseguido verlo. Me gustaría hablar con él y ayudarle”. Lo que sí tiene claro es que no es una de las personas que acude a pedir a la iglesia, aunque “es muy triste que se den estas circunstancias”. Coincide con otros vecinos en que desde que está allí no han accedido otras personas.
Hay quien afirma que este hombre tiene su trabajo. La situación de extrema dificultad para acceder a un alquiler en Vigo, con los precios en máximos, y sin apenas oferta de habitaciones, llegándose a rentar colchones, ha llevado a personas sin recursos suficientes a tener que buscar un lugar donde vivir, aunque sea simplemente bajo una cubierta en la parte de atrás de un edificio, en un callejón.
No es, por desgracia, el único lugar de la ciudad, en plena calle, que se ha convertido en refugio para personas sin techo. Portales de antiguos negocios cerrados o dotaciones sin uso, como la estación de autobuses, e incluso escaleras son otros lugares donde quienes no pueden acceder a un alquiler al carecer de recursos se ven obligados a pernoctar.
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