"Las guitarras son mi obsesión, intento que sean exactas a las de Mark Knopfler"
Óscar Rosende, líder de Great Straits
Óscar Rosendo, coruñés de 41 años, se convierte en Mark Knopfler cada vez que sube a un escenario. El 20 de mayo estará en el Mar de Vigo con su grupo Great Straits y el show “The great show of Dire Straits”, con entradas aún a la venta en euticket.como y auditoriomardevigo.com. Rosendo visitó el set de AtlánticoTV para hablar sobre su inminente actuación.
Llega con nueva agrupación, pero no es la primera vez que actúa en la ciudad.
Vuelvo a Vigo, al Mar de Vigo, donde toqué por última vez en marzo del 2017. En este caso bajo otro nombre, Great Straits y con un show que es toda una declaración de intenciones, sonará lo mejor de Dire Straits. Vengo con una banda de grandes músicos como los que tocaron ese 20 de agosto de 1992 en Balaídos.
Precisamente este año se cumplen 30 años de esa fecha tan especial.
Fue su gira de despedida y en Galicia tuvimos la suerte de poder disfrutarlos aquí en Vigo. Actuaron con una formación de nueve música, que de todas las que tuvo, es mi favorita y por esa razón en Great Straits somos nueve músicos. Yo no tuve la ocasión de acudir a ese concierto, porque tenía unos 11 años y no podía marcharme da casa sin permiso de mis padres. A Knopfler sí que pude verlo. Una manera de sacarme esa espinita es tocar cada noche, poder interpretar sus canciones y darles vida, extraerlas del casete o del vinilo e insufrarle un poco de latido. El 20 de mayo queremos que la gente reviva esa época, más que un concierto, pretendemos transmitir una experiencia, la de volver a ver a Dire Straits, pero con una banda gallega, donde también hay gente de Vigo como Antonio Moreno al piano y Diego Aonso con el saxo.
¿Cuándo descubre a Dire Straits? Tenemos que remontarnos a cuando tenía 3 o 4 años. Fue en la primera mitad años 80 como herencia paterna. En casa se escuchaban disco rock de los 60 y 70; por un extraña y bendita razón, me quedé prendado de “Brother in arms”, del 85, le daa una y otra vez a rebobinar “So far away”. Siempre fue mi banda número uno, pero se aceptuó a mitad de los 90, cuando me entró la fiebre de tocar la guitarra. Entonces no había Youtube, ni internet y para aprender de manera autodidacta había que escuchar una y otra vez las canciones. Cuando conseguía sacar la base melódica, me atrevía con los solos. Empecé a tocar con dedos, sin púa, un sistema que se denomina “finger picks”. Ya se usaba en Estados Unidos desde finales del siglo XIX, pero que popularizó Knopfler. En 2007 fundó mi anterior banda, con la que vine tres veces en Vigo. La gente va a ver un show profesional, una puesta en escena muy cuidada, tanto musical como técnicamente. Puedo decir sin equivocarme que esta es la banda que más suena a Dire Straits, tanto en la sección rítmica como en el resto.
Se dice que le da mucha importancia a sus guitarras.
Las guitarras son mi obsesión. Intento que cada una de las que sacamos en el concierto sean exactas y de la misma calidad que las de Knopfler. El tiene bastantes más que yo, disponemos de doce o trece guitarras por noche e intentamos que todas estén preparadas que la cancion que le corresponde. En “Romeo and Juliet” utilizamos la misma marca que sale en la portada de “Making movies”. Tenemos la misma, hecha también en Estados Unidos; una guitarra es del mismo luthier que le hizo la suya a Mark y fue la que estrené en Vigo en 2012. Las manos son mías y no me pongo cinta roja, pero intentamos que todo el mundo que vaya al concierto, si cierra los ojos, se traslade a una actuación de Dire Straits. Si lo conseguimos me doy por satisfecho. La banda se despidió en 1992 y en su carrera en solitario, Knopfler se distanció mucho de lo que hacía entonces.
¿Cómo envejecieron estas canciones?
Muy bien, mi opinión es partidista porque es mi grupo favorito, pero cuando las escucho me parece que suenan ahora mejor. Estas canciones son parte de nuestras vida, sin llegar al punto de ser fanático como yo, todo el mundo las relaciona con algo. Abriremos con “Calling Elvis” la canción con la que empezaron el concierto en Balaídos. Vamos a tocar un poco la fibra para emocionar. La gente bailará, cantará y seguro que durante el concierto y al final serán un poco más felices.
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