Gran afluencia a San Amaro, primera romería del año en Vigo
San Amaro celebró su día grande con procesión, exvotos contra el mal de huesos y con cocido en Matamá
“San Amaro celébrase con viño e orella”. Esa frase resume el ambiente que ayer reinó en Matamá durante la primera romería del año. Los fieles no faltaron a la cita con el santo milagreiro. Después de los tres primeros oficios de la mañana, la iglesia parroquial se llenó en la misa solemne, cantada por la coral Atlántida y presidida por la imagen venerada, previamente trasladada desde la ermita como cada edición. Acompañado por la charanga Va K Pinta y por los devotos, San Amaro regresó a su residencia habitual en procesión al finalizar la eucaristía.
Antes de entrar, rodeó la ermita, tal y como manda la tradición. En la puerta del templo recibió el homenaje musical que finalizó con la entonación del himno. Lo portaron en peso cuatro mujeres, entre ellas, Carmen Posada, que como miembro de la organización se presentó voluntaria, y Charo Vila que este año se ofreció para sanar una ruptura del peroné.
Una vez en el altar San Amaro recibió a los romeros que acudieron a la convocatoria. Algunos ofrecidos, otros en cumplimiento de promesas, adquirieron los exvotos, la mayoría de articulaciones, y ejecutaron el ritual, dando varias vueltas al templo, siempre impares, portando las ofrendas.
Nieves, vecina de Matamá, es una habitual de la romería. Fue de las primeras en hacer el recorrido tras escuchar la misa. “Me duelen las piernas y le tengo mucha fe al santo”. Un poco más atrás, Mercedes aprovechó para agradecerle a San Amaro la superación de una enfermedad. “Aproveché que mi hijo no viene a comer para venir a la procesión, si puedo no falto cada 15 de enero”.
Belén Rodríguez sintió la necesidad de acudir al encuentro del santo en cuanto escuchó las bombas de palenque. “Mi abuela venía siempre y yo lo hago en su memoria, además le vengo a pedir por mi madre que tuvo una fractura y por mí, que soy una paciente oncológica”.
Aunque los asistentes suelen repetir año tras año, también hubo quien se estrenó en la romería como el caso de Marina y Neli. “Venimos desde Gondomar porque nos duelen mucho los huesos y un amigo que estudia para sacerdote nos avisa de las fiestas que hay”. Con los deberes religiosos cumplidos, llegó la hora de los placeres veniales. Tanto en los bares como en la carpa instalada en el atrio de la ermita, a los vinos le acompañaron tapas de callos y de oreja, las especialidades de la época, para acabar con el plato estrella, el cocido. En el local de la comisión se ofreció una jornada gastronómica a base del conocido como “marisco de cortello”. La cita se repetirá el domingo en el mismo lugar y con los mismos precios: 26 euros los adultos y 15 euros los niños mayores de doce años.
La fiesta continuará el fin de semana con música mañana, a cargo de Algarabía; el sábado con Storrentos y el domingo, con la charanga Vai de Baile en la Praza de San Amaro. Ese mismo día dará comienzo el festival de teatro Domingos de San Amaro en el auditorio de la Sociedad Atlántida, que se prolongará hasta As Candelas, el 2 de febrero.
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