General, el Bachillerato con menos tirón
Sólo 15 alumnos en todo Vigo cursan la nueva modalidad y los niveles de satisfacción son poco elevados
Una de las grandes novedades de la Lomloe (ley educativa implantada por el actual Gobierno, conocida también como ‘Ley Celáa’) fue añadir la modalidad de Bachillerato General a las ya conocidas (Científico-Tecnológico, Artístico y Humanístico) con el objetivo de proporcionar una opción intermedia para que alumnos indecisos sobre su futuro académico no se cerraran ninguna puerta en lo que a ramas del conocimiento se refiere.
La aplicación de esta nueva ley fue caótica, pues como señalaron en más de una ocasión los docentes y directores de institutos, los plazos en los que se publicaron los currículums fueron muy ajustados y eso influyó a la hora de recomendar o no a los propios alumnos los diferentes itinerarios. Esta es una de las razones por las que en Vigo –al igual que en el resto de Galicia– no terminó de cuajar esta nueva modalidad de Bachillerato. De las 60 plazas que se ofertaron en dos institutos de la ciudad (IES San Tomé e IES Beade), solamente lograron llenarse 15 (10 en San Tomé y 5 en Beade).
Y entre los propios estudiantes, la satisfacción no es muy elevada. Así lo atestiguan Sara, Lía y Álex, tres de los 15 matriculados en el Bachillerato General en Vigo y que cursan sus estudios en el IES San Tomé. Para comenzar, aseguran haber sido mal informados sobre una de las asignaturas clave: las matemáticas. “Se suponía que iban a ser de un nivel más sencillo que otras modalidades más científicas”, explica Sara. “Me dijeron que viniendo de Matemáticas Aplicadas, que las cursé el año pasado, no iba a tener problemas, pero al llegar a las primeras clases no me enteraba mucho”, indica Álex. Además, en 2º de Bachillerato estas matemáticas desaparecen y aquellos que las necesiten para ponderar 0,2 en la ABAU deberán cogerla como optativa científica-tecnológica con la desventaja de que deberán ponerse al día con esta materia recuperando los contenidos de 1º de Bachillerato. Es el caso de la propia Sara, que quiere estudiar Psicología y necesita una asignatura de matemáticas para la parte específica de la ABAU: “Nunca nos avisaron de esto, si pudiera volver atrás en el tiempo me habría matriculado en otra modalidad”.
Pero no todo son malas sensaciones. Esta nueva modalidad da mucha más libertad a los alumnos a la hora de elegir las optativas que recibirán a lo largo del curso y estudiantes como Lía, que tienen claro lo que quieren hacer en la universidad, pueden compaginar con libertad asignaturas de itinerarios completamente diferentes como Biología y Música. “Yo se lo recomendaría a gente que quiere mezclar optativas de diferentes itinerarios como yo, pero si sólo vas a coger asignaturas de una modalidad creo que no merece la pena”, apunta Lía.
Los tres coinciden en que la libertad de optativas es la mayor de las ventajas que ofrece esta nueva modalidad, pero echan en falta más información sobre el Bachillerato General para evitar que se repitan casos como el de Sara, que tendrá que esforzarse doblemente con su asignatura de matemáticas en segundo para poder presentarse con ella a la parte específica de la ABAU.
Tras casi un curso completo, Sara, Lía y Álex reflexionan sobre la poca acogida que ha tenido esta modalidad entre el alumnado. “A muchos no les atrae la idea de ser ‘el experimento’ sin saber lo que pasará en un futuro. Nosotros nos aventuramos, pero tiene sentido que lo hayan elegido tan pocos. Bachillerato es un curso importante para el futuro y tenemos que tener claro lo que queremos hacer”, expresa Sara. “La mayoría quiere estar más seguro de lo que va a cursar en lugar de innovar”, apunta Lía.
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