El furancho decano de Vigo renuncia a reabrir este año

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El referente vigués en las “tascas de galpón”, A Balsa, ve poco propicias las condiciones tras el Covid-19 y no volverá hasta 2021

Ana baena.. vigo

Publicado: 15 jun 2020 - 00:23 Actualizado: 19 jun 2020 - 03:25

El furancho Reboraina, en Redondela, abrió sus puertas con la aplicación de las medidas exigidas contra el Covid.
El furancho Reboraina, en Redondela, abrió sus puertas con la aplicación de las medidas exigidas contra el Covid.

La cultura del furancho en Vigo se reparte en unos 30 locales entre el circuito de Bembrive que finaliza por San Blas y A Balsa, un referente en Matamá, sin embargo este último no reabrirá sus puertas para finalizar la temporada. Ya anunciaron que si la situación es propia volverá por San Amaro. Juan Iglesias abrió A Balsa en el galpón de sus suegros hace años para reforzar la economía familiar, pero ahora, prejubilado, lo hace más por vocación que por negocio. Por ello, las condiciones preventivas ante el Covid-19 que le marcan para poder abrir no le compensan. “Yo soy muy de aldea y lo de mantener las distancias lo veo complicado, después de 46 años como sindicalista no me da el cuerpo para decirle a un vecino donde puede o no puede ponerse”.

Como cada año A Balsa se inauguró por la primera romería del año, el 15 de enero, pero con el estado de alarma, el 14 de marzo tuvo que echar el cierre. “Nosotros estamos aquí para disfrutar y si tengo que estar pendiente de que se cumplan las normas ni disfrutan los clientes, ni disfruto yo; además si estoy a una cosa, no estoy a otra”.

El furancho de Matamá solo despacha los fines de semana y es un punto de encuentro habitual entre los intérpretes de música popular y folk, siendo la localización elegida por A Roda para su concierto de aniversario. Sirven alrededor de 1.500 litros de vino por temporada, hecho con uvas que se cultivan en Matamá; blanco con catalana, treixadura, albariño portugués y godello, pero también tinto con mencía y garnacha. Para acompañar en el menú hay tortilla, oreja, zorza, chorizo, callos o empanada. “Vivimos en casa de mis suegros y ellos nos echan una mano con la preparación de la comida, porque hai días que no da ni para la luz”.

Los más preparados

La temporada oficial de furanchos va desde principio de diciembre hasta el 31 de junio. Cada local puede estar abierto un máximo de tres meses. Dado que el confinamiento evitó que muchos cumpliesen con el tiempo máximo, desde el sector piden a la Xunta una ampliación del permiso de explotación hasta finales de julio.

Aunque en su origen los furanchos son galpones adaptados a la venta temporal del excedente del vino, hay algunos establecimientos que han hecho una importante inversión y en poco se diferencian a primera vista de un bar o restaurante. Situados principalmente en Redondela, Mos y O Morrazo, pudieron abrir las terrazas desde el 11 de mayo. Ahora ya pueden atender en el interior, aplicando las medidas exigidas como la higienización y la distancia social.n

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