METEOROLOGÍA
Una masa de aire frío y nevadas reciben el invierno
En pleno ambiente navideño, las dos principales salas escénicas de la ciudad apostaron por la música con denominación de origen como oferta de ocio antes del retiro para los encuentros familiares. Mientras el teatro García Barbón, de Afundación, cumplió con una cita obligatoria en el calendario vigués, el concierto de Carlos Núñez, el Auditorio Mar de Vigo hizo lo propio con la orquesta sinfónica Vigo 430.
Pese a tratarse de dos opciones conocidas por el público al jugar en casa, en ambos casos sus repertorios se salió de la habitual. En el caso del gaitero, presentó las novedades de su repertorio con el trabajo “Danza de espadas”. Supone un paso más en la experimentación con las fórmulas electrónicas, al fusionar la música celta y el trap, el estilo rey de los sonidos urbanos. Lo hizo de mano de Yung Denzo y de Xurxo Núñez.
En cuanto a la oferta orquestal descartó en esta ocasión a los compositores consagrados para darle el protagonismo a la musicóloga Erea Carbajales y al compositor Brais González que llevaron a las partituras las sinfonías de los videojuegos. Melodías míticas como las del Tetris, Call of Duty, Angry Brids, Los Sims, Mario Kars o Super Mario sirvieron de base para que González escribiese composiciones interpretables por una orquesta. Ambos espacios registraron una buena entrada, colgando el cartel de completo en el caso de Carlos Núñez, que ya puso a la venta las entradas del próximo año. Los espectadores respondieron con ovaciones a estas propuestas arriesgadas.
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