Los espacios vacíos del antiguo Hospital Xeral

El antiguo Hospital Xeral pasó a la historia. Reconvertido en un imponente edificio judicial, sus miles de metros cuadrados quedaron divididos entre la Cidade da Xustiza con el recuperado pirulí y los anexos del Sergas, donde funcionan las Urgencias Extrahospitalarias. Sin embargo, tres años después de finalizadas las obras de reconversión todavía hay espacios vacíos.

Se trata de zonas destinadas a cafetería y restauración que o bien se cerraron o bien no llegaron a ver la luz. La más popular es la del antiguo hospital. Quedó fuera del proyecto judicial, pero está situado junto al anexo de los juzgados y, aunque sin uso desde que se terminó la concesión, sus metros cuadrados se utilizan para el servicio de mantenimiento y como almacén. En su momento, sindicatos como la CIG reclamaron dicho espacio para ampliar el Centro Integral de Salud de Taboada Leal y darle así un uso sanitaro. Fue en el año 2022 y desde entonces, la vieja cafetería sigue cerrada, incluso mantiene el cartel en la puerta de entrada “cafetería autoservicio. Floristería y prensa”.

Cerrado el Hospital Xeral y con la puesta en marcha del Álvaro Cunqueiro, ese servicio dejó de tener funcionalidad.

No obstante, la idea de contar con una zona de restauración en el nuevo complejo judicial no solo se planteó sino que está proyectada. Hasta la fecha, ninguno de los edificios que ha tenido Vigo para juzgados incluían cafetería para los usuarios y trabajadores. En la calle Lalín, era la que había en la Delegación de Hacienda la que se nutría del personal de la Administración de Justicia, ya que ninguno de los dos edificios disponía de espacio para ubicar un servicio similar, que se limitaba a máquinas expendedoras.

El espacio proyectado inicialmente para cafetería se encuentra situado en el hall, detrás de las escaleras mecánicas, junto al Imelga. Cuando se presentó la nueva Cidade da Xustiza ya se habló de la posible zona de restauración, que, de momento, ha quedado vacía. La Xunta sí descartó públicamente poder instalarla junto a un mirador en el ático, por motivos de seguridad, pero del servicio en el interior nunca más se supo. De hecho, pasa inadvertido para la mayoría de usuarios, pues el acceso se encuentra oculto tras un panel y no hay nada que indique incluso que ahí hay una instalación vacía.

Su puesta en marcha habría frenado la recuperación de los negocios de la zona, muy dañados tras la marcha del Xeral, y que han conseguido el impulso necesario con el bullicio de los juzgados, del que se benefician cafeterías y restaurantes. Por otro lado, la nueva ley de Eficiencia de la Administración de la Justicia introducirá cambios reorganizativos que podrían influir quizá en la reestructuración de espacios en un edificio construido además para albergar futuras necesidades.