Educación Física reinventa las clases sin contacto

Al duro corsé impuesto por la pandemia a las aulas, que deben encajar a sus alumnos con las medidas de seguridad establecidas en el protocolo autonómico, se añaden las complicaciones que están encontrando los profesores de Educación Física a la hora de rediseñar su asignatura, con el contacto físico prohibido, la necesidad de mantener las distancias de seguridad en pabellones insuficientes cuando coinciden varios grupos a la misma hora, los recintos sin ventilación adecuada, la imposibilidad de dar clase al aire libre cuando lleguen los meses de invierno o el uso de la mascarilla puesto que “es obligatoria cuando no se pueden mantener las distancias pero en ese caso no puedes hacer actividades de alta intensidad”.

Los profesores van con el metro a todas partes en estos días de agosto. Algunos no entienden eso de la distancia de un metro “de cabeza a cabeza”, porque según indican “se deben pensar que los niños miden 5 centrímetros”.

En la materia de Educación Física docentes de distintos centros educativos debaten sus dudas por teléfono, pero echan en falta un grupo de trabajo donde puedan poner en común las dificultades y las propuestar para reinventar las clases, que haya unas directrices, una formación o unos supuestos prácticos a los que agarrarse.

Estos días repasan las recomendaciones que publicaron tanto el Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte como el Consejo Superior de Deportes, pero explican que una cosa es lo que se dice en papel y otra muy distinta llevarlo a la práctica en la realidad de cada centro. Ya vivieron una situación parecida, de partir casi de cero, durante la pandemia, al tener que adaptar las clases al formato online, algunos con experiencia en este campo y otros sin ella. Hubo profesores de Educación Física que encargaron trabajos escritos a sus alumnos, otros que propusieron enviar vídeos con los ejercicios hechos en casa, entre otras soluciones. Ahora se trata de organizar los grupos para respetar las distancias, “si son 25 a lo mejor caben, pero en muchos centros tenemos 30 y esos 5 niños más ya lo hacen imposible”, y también decidir los deportes, los de toda la vida adaptados u optar por los de raqueta o por otras actividades. En algunos centros utilizan frisbis, que no requieren contacto pero sí es un material que se comparte.