El dibujo inicia la nueva era del Marco

“Con estas exposiciones comienzan mi programación en el Marco”. Así presentó ayer, Miguel Fernández Cid, las dos muestras que se inauguraron en el museo que dirige desde febrero: “Sombras y paradojas”, de Jorge Martins (Lisboa, 1940) y “El salón de los espejos”, de Eduardo Gruber (Santander, 1949). En medio quedan montajes como “Destacadas”, de la Fundación Telefónica y “Atlas de soidade”, de Xosé Luis Otero, “magníficas exposiciones que me permitieron comprobar cómo funcionan los espacios”, apuntó.

Pero ayer comenzó una nueva etapa, donde la obra sobre papel, hilo conductor entre ambas inauguraciones, adquiere importancia: “Considero que es uno de los soportes más interesantes que hay, donde el artista entiende el arte”. Así, adelantó su intención de poner en valor en las salas del Marco los dibujos de artistas como Castelao, Maside o Colmeiro y “darles el protagonismo que merecen”.

De sus propuestas actuales apuntó que si Martíns es un artista lírico, Gruber es más narrativo: “Los dos plantean planos y reflexionan sobre la relación de la sombra con el objeto”, indicó.

Fernández Cid finalizó su intervención destacando la reacción de ambos artistas al descubrir la obra del otro. Ante los medios el autor portugués recordó esa primera reacción ante el montaje de su compañero: “Entre solo y vi la obra de Gruber, ¡es muy fuerte! Me sorprendió que utilizando la misma técnica logremos universos tan diferentes, es una maravilla”. Por parte del cántabro, a una exposición de su obra “soberbia, como quería, se suma un apéndice importantísimo, con un artista al que me une el grafito”, dijo. Ofrecen dos visiones personales.

“Son sin duda los 57 mejores dibujos de Jorge Martins”, afirmó su comisario, Óscar Alonso. Su obra ocupa las dos salas frontales del primer piso, en una están las creaciones abstractas y en la otra las figurativas. “Mi trabajo siempre es muy diverso, me gusta el contraste y paso de lo simple a lo complicado y de lo claro a lo oscuro; mi fórmula es que no tengo fórmula”.

Para el artista luso, la exposición debe cumplir una función “dar lecturas más compresibles del trabajo de un artista”. Por ello, la muestra está acompañada por pequeñas frases de Martins que señala la dirección a seguir.

Además con este autor, el Marco estrena una colección de libros de los artistas, publicando parte de sus cuadernos. Los apuntes de trabajo del portugués se exponen por primera vez en Vigo: “Tengo cuadernos junto a la cama, al televisión y en el taller; algunos esbozos son broma, otros se quedan ahí y otros pueden servir para desarrollar una obra; cuando me propusieron hacer una publicación con ellos, al principio no me gustó; después de quitar los textos más personales, tal vez por vanidad, creo que va a quedar un libro bonito”, reconoció Martíns.

Eduardo Gruber, en la galería y la sala perimetral, propone una selección de su última producción. Un inmenso cisne con diez tenedores clavados dan la bienvenida a una estancia, donde muestra 16 acuarelas, realizadas en 16 días consecutivos en su estudio: “Me propuse el reto de pintar algo diferente cada día, no me identifico con un estilo propio, no puedo entender mi profesión si voy a repetirme, a aburrirme en el taller”. Composiciones metafóricas, con segundas lecturas se enfrentan a un libro del artista en la otra pared. Al fondo, un grafito de gran formato, donde demuestra su calidad técnica y su ironía temática.

Tras una ligera introducción en la producción de Gruber, en la sala perimatral se muestra “Femme Fatal. Amores platónicos”, nueve retratos de nueve presidiarias de los años 20 de Australia, donde les ofrece una segunda vida: “Es triste que de una persona solo quede la ficha policial”.

El alcalde Abel Caballero, presidente del Padroado del Marco, acudió a la inauguración de ambas exposiciones: “No hay nada más extraordinario que ver convivir obras”, apuntó, tras dar la bienvenida a los artistas.n