“El desequilibrio de las bacterias intestinales se asocia con depresión y esquizofrenia”
DANIELA AMORIM Investigadora de Neurociencias en la Fundación Biomédica
Daniela Rodrígues Amorim es investigadora del área de Neurociencias y Enfermedades Psiquiátricas del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, que tiene su sede en el Cunqueiro. Amorim dio una charla hace unos días para pacientes de salud mental sobre el papel de las bacterias intestinales en las enfermedades mentales.
n n n Profesionales del área de Neurociencia del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur organizaron hace unos días la primera jornada de puertas abiertas para compartir información de salud mental con pacientes y familiares, una reunión a la que asistieron también representantes de asociaciones de pacientes con enfermedades mentales. Las charlas tuvieron tan buena acogida que los investigadores se comprometieron a organizar una segunda sesión informativa. Daniela Amorim fue una de las ponentes.
¿Qué son las bacterias intestinales y cuál es el papel que pueden desempeñar en las enfermedades mentales?
Las bacterias intestinales, en conjunto con otros microrganismos, forman parte de lo que denominamos como microbiota intestinal. Este ecosistema es dinámico y desarrolla funciones esenciales que promueven nuestra salud y bienestar como, por ejemplo, funciones metabólicas (digestión y absorción de nutrientes), funciones de protección frente a patógenos (efecto barrera) y estimulación del sistema inmune. El desequilibrio (disbiosis) de las bacterias intestinales está asociado a una serie de patologías, y más recientemente se ha establecido una correlación con las enfermedades mentales como la depresión y esquizofrenia. Esto se debe a que las bacterias son, por ejemplo, capaces de producir o inducir la liberación de neurotransmisores y hormonas que actúan directamente en el cerebro, produciéndose alteraciones del comportamiento, de las funciones emocionales y cognitivas.
¿Qué se sabe hasta ahora sobre este asunto y qué investiga usted en este momento?
Actualmente, las enfermedades mentales son enfocadas como enfermedades multifactoriales, esto es, no son exclusivas del cerebro sino que abarcan un concepto de patología multiorgánica originada por diversos factores (ambientales, genéticos, etc.). Es sobre esta base que se buscan nuevas líneas de investigación para los trastornos mentales. El estudio de la microbiota intestinal es una línea muy promisora que estamos implantando en nuestro centro. Todavía, estamos pendientes de la instalación de un secuenciador de última generación en el departamento de microbiología del Hospital Meixoeiro, lo que permitirá analizar el RNA bacteriano de forma masiva (más de 1.000 muestras anuales), o sea, identificar y cuantificar las bacterias de la microbiota intestinal de los pacientes con enfermedades mentales.
¿Cuántos microorganismos habitan en el intestino y cómo se comunican con el cerebro? ¿Cómo es el mecanismo?
La microbiota intestinal contiene billones de microrganismos. Para tener una idea, pueden existir más de 500 especies diferentes de bacterias comensales en el intestino de cada persona. Estas bacterias se comunican bidireccionalmente con el cerebro a través del eje microbiota-intestino-cerebro, donde interviene sustancias como hormonas (ej. cortisol), neurotransmisores (ej. serotonina, dopamina, etc.), mediadores del sistema inmunitario (citoquinas) y el nervio vago. En situaciones de estrés, ansiedad y depresión, se vio que el patrón de comunicación entre la microbiota y el cerebro se puede alterar, por ejemplo, por la acción del cortisol (“hormona del estrés”) que puede reducir las colonias de bacterias benéficas de la microbiota intestinal (ej. Lactobacillus y Bifidobacterium).
¿Qué consecuencias tendrán los resultados de esta investigación para mejorar el diagnóstico o el tratamiento de las enfermedades mentales?
El estudio tiene como objetivo poder establecer patrones diferenciales a través de la identificación y cuantificación de las especies de bacterias que cohabitan en el intestino en pacientes con trastornos mentales. Es una nueva herramienta que permitirá abordajes terapéuticos simbióticos, o sea, la asociación de los fármacos para el tratamiento de la patología (ej. antidepresivos, antipsicóticos, etc.) con prebióticos, probióticos o ácidos grasos poliinsaturados (omega-3). De esta manera, se podrá prevenir potenciales desequilibrios de la microbiota intestinal así como, mejorar los síntomas de ansiedad, depresión, alteraciones del comportamiento e incluso disturbios gastrointestinales en pacientes con enfermedades mentales.
Contenido patrocinado
También te puede interesar