Desembarco vikingo en el Museo do Mar
Una relectura de la muestra de la Cidade da Cultura llega a Alcabre
“Con esta exposición pretendemos dar una visión de las invasiones vikingas y de la Galicia a la que llegaban”, explica Marta Lucio, directora del Museo do Mar, que ayer, en la inauguración de la muestra, hizo hincapié en la complejidad de adaptar el montaje a este nuevo espacio en una adaptación de la que se presentó en la Cidade da Cultura.
Así, de las 75 piezas seleccionadas, unas 30 fueron incorporadas por el museo vigués para mostrar la sociedad que había cuando aparecieron desde el norte los saqueos por mar. Entre ellas destaca un collar de ámbar del siglo V encontrado en las excavaciones de Areal. “Al igual que el ungüentario, encontrado en la misma zona, demuestra el comercio marítimo en este caso con Bizancio”. Junto a la reconstrucción de la mitad del Shudelev, un barco vikingo de 1024, encontrado en el fiordo de Roskilde, el Museo do Mar coloca dos imágenes: una dorna y un carocho del Miño, donde se aprecia cómo reproducen el modo en que está hecho el buque. “Como guerreros, los vikingos eran unos aficionados, granjeros que buscaban fortuna con los saqueos, pero como constructores de embarcaciones fueron los mejores, tanto que establecieron un nuevo modo de construir, en tingladillo, retranqueando las tablas, en lugar de alinearlas como se hacía hasta el momento”, puntualizó Miguel Ángel Cagigal, técnico da Cidade da Cultura, que colaboró en el comisariado. Incidió en el choque cultural que supuso las razias norteñas. “La huella que los vikingos dejaron en Galicia fue muy importante, aunque no llegaron a establecerse en grandes asentamientos, se condicionaron aspectos como la distribución de las ciudades”.
Junto a esta recreación se muestra un ancla pétrea que se supone vikinga, encontrada en la excavación de O Vicedo, donde se cree hubo un asentamiento vikingo. Esta pieza será depositada en Alcabre, como museo de referencia de la arqueología submarina en Galicia.
“De los vikingos se dieron dos imágenes falsas, la primera, tipo Asterix y la segunda, con estilo metalero; eran hasta 10 centímetros más altos que los ingleses, llamaban la atención por lo arreglados que iban, se sospecha que se pintaban antes de bajar del barco a saquear, en las crónicas se les define como guapos y con cabello largo”. De hecho, la exposición muestra distintos peines (“siempre llevaban uno encima”), pinzas de depilar o una cuchara de bronce para limpiar las orejas. “Esto acaba con el cliché de que era un pueblo sucio”. Por otra parte, en el siglo XIX se extendió la idea que los guerreros eran hombres, cuando la arqueología ha demostrado que las mujeres también acudían a la batalla, algunas al frente de las operaciones. Según el comisariado de la muestra, la colaboración con el Museo de Gotland posibilita la muestras de piezas únicas que rara vez salen de Suecia: collares, llaveros, broches, tesoros funerarios, armas y utensilios de la vida cotidiana como los esquíes hechos de hueso.
Distribuida con cuatro ámbitos: la infancia, la juventud, la madurez y la muerte, también incluye restos de Madinat al-Zahra, que contextualizan el esplendor de Al Andalus, coetáneo a los saqueos, y otros objetos que siguen su paso por Galicia en Mondoñedo, Tui o Catoira. La exposición permanecerá en Vigo hasta el 28 de septiembre.
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