Las curvas de la A-55 se cobran la primera víctima mortal en años
Un motorista perdió el control a la altura de Tameiga, en el tramo hacia Porriño que había logrado rebajar la gravedad de los siniestros
El primer tramo de la autovía entre Vigo y Porriño contabilizó el lunes por la noche su primera víctima mortal en más de una década, desde que Tráfico blindó con radares las peligrosas curvas que atraviesan Mos y que llegaron a bautizar la A-55 como la autovía de la muerte. Un motorista de 70 años fallecía a la altura del kilómetro 9 en Tameiga tras perder el control del vehículo y sufrir una salida de vía.
Pese a que los primeros 17 kilómetros de esta autovía registran una media de más de un centenar de accidentes al año, hasta la fecha las víctimas mortales se acumulaban en el segundo tramo, de Porriño a Tui, situando ambas circunstancias a la A-55 en la carretera más peligrosa de España.
El reguero de radares concentrados en apenas 10 kilómetros desde la Avenida de Madrid ha tenido en estos años su efectividad al rebajar al menos hasta Porriño el número de fallecidos pero no ha evitado los heridos ni los siniestros, que se multiplican con la meteorología adversa. La lluvia, la niebla y el incremento de vehículos, pudiendo llegar a los 60.000 en días punta, complican una conducción limitada en origen por un trazado que obliga a circular a una velocidad totalmente inusual para una autovía (entre 60 y 80 kilómetros por hora). De hecho, desde junio, el número de controles de velocidad se ha incrementado de forma periódica con radares móviles, que se suman a las seis existentes (dos entre Porriño y Tui). La última vez, ocurría el pasado domingo. Tráfico advertía a los conductores que se incorporaban a la A-55 desde la A-52 del control móvil de velocidad.
Un policía nacional retirado y experimentado motorista
La Guardia Civil de Tráfico investiga las causas del accidente mortal ocurrido a las 21:30 horas del lunes. El siniestro se produjo cuando la motocicleta perdió el control y se salió de la vía en dirección a Vigo. El piloto quedó tendido en el suelo, falleciendo en el acto a causa del impacto. Aunque hasta el lugar se desplazaron sanitarios del 061, que trataron de reanimarlo durante 40 minutos, nada se pudo hacer por salvar su vida. El cadáver fue trasladado al Imelga para la autopsia que aclarará si el motorista pudo sufrir alguna indisposición o perdió el control del vehículo por otras causas.
La víctima, José Carlos, tenía 70 años y era un policía nacional retirado, que había estado en activo en el País Vasco y se pasó a segunda actividad a su vuelta a Vigo. Tras apartarse del cuerpo, inició una trayectoria como hostelero, al frente de unas conocidas cafeterías de la ciudad. El lunes, regresaba a su casa en Vigo desde Cequeliños, en Arbo, de donde era originario, después de una celebración familiar. Él decidió trasladarse en moto, como solía hacer, ya que, quienes lo conocen aseguran que llevaba años conduciendo este tipo de vehículos.
Ayer, fueron muchas las personas que lamentaban el repentino fallecimento de un hombre muy querido. También entre quienes fueron compañeros de Policía.
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