La crisis y los precios vacían las plazas de abastos

Vigo

Los clientes reducen su lista de la compra ante la imposibilidad de organizar comidas en los domicilios por causa de la pandemia

La afluencia de clientes en la plaza de abastos de Traviesas se ha reducido este año.
La afluencia de clientes en la plaza de abastos de Traviesas se ha reducido este año.

Las plazas de abastos de Vigo también están sufriendo los efectos de la crisis provocada por la pandemia. Los clientes limitan sus compras al mínimo en un año en el que los precios del pescado se han mantenido especialmente altos, primero por el mal tiempo y ahora por la huelga de los pescadores.

"Se está notando mucho que hay gente que no cobra y que está en ERTE y ahora también los impuestos que hay que pagar a Hacienda, diría que hay alrededor de un 40% menos de afluencia de lo habitual", asegura Rosa Vila, pescadera en el Mercado Travesas. "Se vendía mejor incluso el año pasado, cuando la gente estaba en casa venía solo a comprar y ya llevaban para toda la semana", apunta.

El mes de abril acostumbraba a llegar acompañado de más clientes en las plazas de abastos después de que en marzo se redujesen con motivo de los viajes de Semana Santa. Sin embargo este año ha ocurrido lo contrario al celebrar esta festividad con un cierre perimetral que impidió los viajes fuera de Galicia y también la llegada de turistas.

"En Semana Santa vendimos más marisco porque al no poder ir a los restaurantes la gente lo consumió en casa, pero después de esas fechas esto empezó a bajar muchísimo y ahora llevamos unas semanas fatal" afirma Vila. Por su parte, Laura Carrizo, de Pescados Laura destaca que si bien en Semana Santa se vendió más, en la práctica "vendes en dos días lo que venderías durante toda una semana cualquiera".

Ante esta situación, los clientes han transformado su forma de comprar en los mercados de Vigo. "La gente ahora no acostumbra a venir buscando un pescado concreto, se fijan mucho en los precios y van pidiendo sobre la marcha lo que haya ese día más barato", según apunta Carrizo. Además, María Varela, de Pescados Volandeira apunta que ahora se hacen más compras pero también de menor cantidad. "Tenemos que traer piezas más pequeñas que antes, si antes la gente compraría un rodaballo de tres kilos ahora prefieren uno de kilo y medio porque son menos a compartir", afirma.

A pesar de todo, Varela señala que los fines de semana la afluencia de clientes se mantiene de forma importante y que cada día se ve más gente joven "y eso es lo principal". Además, destaca que durante el último año ha conseguido fidelizar a numerosos clientes que han apostado por las plazas de abastos. "En los mercados se hace una compra más familiar, personalizada y totalmente diferente, es pescado fresco y si el cliente te pide algo tu siempre intentas conseguirlo", indica.

Pero más allá de las pescaderías, las carnicerías también están sufriendo los efectos de la crisis. "La gente no tiene para gastar lo mismo que otros años y tampoco pueden salir a hacer un churrasco al monte, antes se llevaban un trozo de jamón para asar de dos o tres kilos y se juntaban unas seis personas pero ahora para comer dos personas les llega con comprar un par de chuletas", asegura Juventino Alonso, de la carnicería Tino.

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