El crimen de Ponte de Lima, una historia de sufrimiento extremo

Vigo todavía no se ha repuesto del brutal crimen cometido supuestamente por un empresario local en Ponte de Lima y que la investigación señala como una historia de extremo sufrimiento. El presunto asesino, Carlos S.F., irrumpió en la casa de turismo rural, en la que pasaba las vacaciones su exmujer junto a su nueva pareja. Tras acceder por la ventana (la había cristales rotos en el exterior de la vivienda), golpeó fuertemente al hombre, Luis Miguel Fernández, para poder inmovilizarle tanto a él como a su exmujer, a la que maniató con cables eléctricos a una silla.

Las pesquisas de la Policía Judiciaria portuguesa, en colaboración con la Guardia Civil y Policía Nacional de Vigo, indicarían que el presunto asesino buscaba vengarse de una forma exageradamente cruel de la que había sido su compañera durante doce años, tras una ruptura especialmente dolorosa y conflictiva. Así, la obligó a ser testigo de la castración de su novio, con un arma tipo katana o machete, además de otra serie de cortes profundos con varios cuchillos, durante horas.

Aunque ella pudo desatarse de la silla y huir, el hecho de que él cesara en su búsqueda para matarla, hace pensar a los investigadores que su intención podía ser la de dejarla viva después de una tortura sin calificativos para después, tal y como hizo, suicidarse.

La mujer estuvo apenas un día en el hospital, ya que las lesiones físicas sufridas eran de menor gravedad y se situaban en las muñecas y brazos donde estuvo maniatada horas. Tras ser dada de alta, en el centro sanitario de Viana do Castelo, la prensa lusa sostiene que regresó al lugar del crimen, la casa rural en Ponte de Lima, donde fue vista por algunos vecinos. La conmoción por el terrible suceso se ha extendido no sólo al municipio portugués vecino sino a Vigo, donde residía el presunto asesino, la ex mujer y actualmente la víctima, sino en el lugar de origen de esta última pareja, en la localidad de Entrimo, donde el viernes hubo una concentración.